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Pero hoy voy a hacer una exégesis del dato en cuestión. Un diputado. Un sólo voto. Con la cantidad de inútiles disfuncionales que copan el Congreso, duele pensar que cualquiera de ellos pueda alzarse como protagonista, pueda sentirse responsable último de la gloriosa aprobación del ilustre recorte (ajuste se empeña en llamarlo la izquierda) del gasto, cosa necesaria, por otra parte, aunque matizable según qué partida.
Por fin, el Gobierno se ha dado cuenta de que en un hogar en el que la productividad de sus miembros es negativa y en el que el (o la) cabeza de familia tiene más pasivos que activos, no se puede tirar más de chequera. Ahora es la gente la que tiene que darse cuenta de que es mentira que el gesto de hoy de Zapatero fuera de cansancio o apuro, acaso congoja. Es su cara de circunstancias de siempre. La cara de ''estamos pasando momentos duros''. Porque lo de hoy ha sido un acto más de esta obra de teatro, Piel de toro, que tiene al público tan encandilado y distraído. Ese único voto no es más que la última croqueta que dejamos en el bar, o la aceituna de la vergüenza. Puro protocolo para consumar una buena estrategia.
2 comentarios:
¡Ya ves,demasiados actores tiene este teatro! Oye...¿sabes todavía te queda por leer muchas cosas? ¡¡ya verás cuántos "bandazos" hemos ido dando...
Ja, y luego, cuando me abstengo de votar, me ponen verde diciendo que "eso no se hace"...y ahora resulta que más de uno se abstuvo el otro día!!!
Bien, olvidémonos de ellos durante 48 horas...¡Buen fin de semana! Mua!
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