lunes, 6 de julio de 2009

LA PACIENTE IMPACIENTE

Miguel Ángel era recién licenciado en Psicología, y ansiaba su primer puesto de trabajo. Sus años anteriores de estudiante se había definido como 'parapsicólogo', porque cada vez quedaba menos para su Traumarbeit, su trabajo de los sueños. Pues bien, su primera encomienda llamó a la puerta, y él nunca lo olvidaría, como tampoco olvidaría jamás el fatal desenlace de su flamante misión.

Cristina era su pacienta. La pacientita, como la llamaban en San Antonio sus vecinos. Padecía y disimulaba la depresión, ese monstruo que deshace las maletas cuando el complejo de Edipo parece esfumarse definitivamente.

Miguel Ángel, muy mujeriego él, sabía con los años acumulados en su barba que todos los jóvenes que se deprimen suelen ser bastante feuchos, porque en última instancia, la depresión, que es el vacío, lo es sobre todo de amor; Miguel Ángel estaba seguro de que la adolescente Cristina, como todos los deprimidos, no era muy agraciada físicamente y necesitaba a alguien que le quisiera más allá del cariño familiar o fraternal. Cúal fue la sorpresa del doctor al ver que la pequeña no estaba en la cama, que fue a abrirle directamente ella. ''Mi mamá se fue a la tienda, pasa'', dijo con una decisión impropia en el alma de los deprimidos. La sorpresa fue mayor para Miguel Ángel, hasta despegarle esos labios reflexivos, cuando observó el cuerpo de la pacientita. Ese pelo brillante, esa carita de porcelana valenciana, esos nutridos pechos ocultos en un polo de tenis, esa mano izquierda tapando una oreja tímida, esos pantalones pirata, esos pies descalzos... Somero repaso. Comenzó de nuevo. Esos pies descalzos, esos pantalones pirata, esos nutridos pechos ocultos en un polo de tenis, esa mano izquierda tapando una oreja tímida, esa carita de... Un momento. ¡Lágrimas!

-¿Qué ha pasado con tu cara, hermosa?

-Eres... como los demás -su mano derecha cayó hasta la cintura, y una jeringuilla vacía estalló sobre el mármol climatizado de la cocina.

2 comentarios:

Bayadère dijo...

Qué malo es eso de las ideas preconcebidas, eh?

Chus dijo...

¿Si abrió con la mano izquierda tapando una oreja es que asía el pomo de la puerta con la derecha...entonces, en qué momento agarró la jeringuilla, o la llevaba clavada? ¿Y otra cosa,Falete, cómo es un mármol climatizado?