viernes, 28 de marzo de 2008

A LAS MUJERES

Las mujeres son como son, únicas. Todas las mujeres son iguales. Esta última frase puede sonar a tópico de aquél que acaba de ser abandonado o traicionado por una mujer, pero en cierto modo, es verdad. En cambio, no todos los hombres son iguales; los hay buitres, tímidos, bonachones, rácanos, integristas, violentos, considerados o accesibles. ¿Que también hay mujeres de estas características? puede ser, pero todas tienen un punto ancho en común, mientras que los hombres no.
El punto en común es el de la conquista y el dejarse llevar, el de la transigencia, el de la compasión. A pocas mujeres les falta este último elemento que, como los anteriores, construye ese punto en común presente en todas las féminas. Lo que quiero decir es que, sea por el dejarse llevar, la conquista persuasiva, la transigencia o la compasión, una mujer nunca dejaría morir de hambre a nadie, mientras que un hombre, demostrado ha quedado en la Historia, disfrutaría aniquilando a mujeres y niños en la misma bolsa, como quien estrena una consola con el Street fighter.

¿Y en el día a día, esto cómo se ve? Se ve en muchos sitios, en el metro, en la calle, en los centros comerciales, en tu facultad o en tu trabajo. Si las secretarías están ocupadas casi todas por mujeres, no es porque a estas se les de bien (que se les da y mucho) sino porque hay un hombre detrás, o una mala mujer -que como digo, existen-, que les gusta o no se atreven a colocar un hombre, por muy afeminado que sea este último. En el metro, todas aceptan que han de pasar primero, que todavía -aunque dudo que por mucho tiempo- con un asiento libre y dos ancianos de distinto sexo, la mujer ocupará, seguro, ese asiento. En la calle, vemos a las mujeres torpes al volante -o quizá demasiado prudentes, en contraste con la excesiva agresividad del género masculino-.

Se necesitan más gobernantas, que no más falsa paridad en unas listas electorales. Si en un consistorio tinerfeño caen todas mujeres, que no se aplique esa ley hipócrita. Si una mujer vale, que valga, pero que ninguna persona -hombre o mujer- tenga que ocupar el puesto de otra por el 'compromiso social', sino que si lo ocupa, que sea porque se lo merezca.

6 comentarios:

ChusdB dijo...

¡Fijate,Falete,que en algunos países de África y Sudamérica los micro-créditos,imprescindibles para rear a la larga una economía digna y evitar la pobreza,sólo se conceden a mujeres: yo no creo que sea casual !

Falete dijo...

Qué curioso...

¿pero no será un 'premio' de consolación, quizá?

¿no serán macro-créditos lo que se les conceda a ellos? Y además, ¿qué entiendes tu por economía digna en los países mencionados?

ChusdB dijo...

Que no se "autofagocita en el intento" por la propia autogestión ... y al final sale a flote.

Falete dijo...

Muchos licenciados/as en países desarrollados ven sus profesiones absorbidas con resignación, por la cuestión que sea, y más ahora con la crisis crediticia.

Distingamos la economía digna de la próspera, y perdón que rechista tanto! jeje

cojoiden dijo...

anda que no estás equivocado, falete. Yo acabo de dejar mi trabajo porque ya no podía soportar el acoso de mi jefa, que desde el primer momento ha ido a por mí, por el hecho de ser más joven, más guapa y mejor preparada que ella. El resto de compañeros, cuando entré, hizo una porra para ver cuánto tardaba en echarme.
La hijoputez no tiene género...

Falete dijo...

Según tu varilla, ninguna hijoputez tiene género. Habrá casos particulares en los que haya una Cruela D' Evil dando por culo a sus súbditos (con más razón, o mejor dicho, motivación, si son jovenes o becarios), pero por desgracia las 'jefazas' no llegan al 7% en las grandes empresas, y son estas jefazas las que no pueden competir en prepotencia y agresividad con los hombres.

Ni soy machista ni mucho menos feminista -en eso no voy a hacerle la competencia a ZP-, sólo me he centrado en los gobernantes porque creo que un mundo manejado por mujeres iría un pelín mejor.

Gracias por tu comentario.