Todos recordarán las imágenes en la Romareda hace ya unos años, con Mejuto González de árbitro y Rafa Guerrero como asistente de línea, en el partido en que se hizo glorioso con la frase: ''¡Roja y expulsión!'' ante la ansiosa pregunta del árbitro asturiano ''¡por Dios Rafa, dime, ¿qué es?!''.
La foto de arriba corresponde al último partido de la Liga, con Rafa Guerrero y el jugador que siempre fue y que no ha ido, gracias al sabio -único con cojones hasta la fecha de desligarse de los 10 mandamientos blancos para la selección-. Hablamos, cómo no, de Raúl. El señor juez de línea llora porque presuntamente abandona la carrera como colegiado del fútbol, y aprovecha para soltarle unas lagrimillas al torso del número 7.
El comentarista de Audiovisual Sport rezaba: ''coño, se ha puesto de moda esto de llorar... los hombres sensibles... está de moda, sí''. Yo creo que hay más, algo más que emoción. Hay afecto. ¿Sería de este mundo ver al linier abrazado a Rubiales u otro jugador del Levante, equipo descendido con el que jugaba el Madrid esa última jornada? No, no hubiera sido normal. O por lo menos no hubiera sido normal que las cámaras de Polanco lo cogieran... yo creo que esta imagen vale más que mil disculpas, ya sabeis... ''El Madrid se lo gana todo a pulso...'' (anónimo madridista). También sabéis que no me gusta el debate del fútbol, por lo que zanjo con una pregunta infantil, al margen de que hace 3 semanas viéramos a Villar con la camiseta blanca y un par de años atrás a Raúl besando a Pier Luigi Colina: ¿El Madrid y los árbitros, están junticos?
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