Señora cucaracha, me repugna por varias razones, que ilustraría con una imagen, pero es que aborrezco la simple grafía referente.
Según de donde viene, se viste usted de la forma que le apetece, pero siempre provocativa; y no estamos hablando de enseñar el ombligo; oiga, es que en Madrid me la encuentro toda de negro, como de luto, y en Sevilla va de un color rojo transparente, cual miliciano que va a la guerra. Sus mierdosas alas le reportan el mismo poderío que los aviones republicanos.
Usted allana moradas sin el consentimiento del dueño, que es humano; viene en verano como si una verbena le estuviera esperando; resiste 16 veces más cómodamente que los humanos radiaciones nucleares, y sin embargo siempre acaba muriendo caparazón abajo, con la terquedad que su nula evolución le dio. Ayer fue su primera invasión; vino usted con 2 compañeros/as cubriéndole el lomo azabachado; yo leía a Julio Verne en el salón y oí una fiel reproducción de los sonidos de sus congéneres en Mimic, aquella película noventaiochesca del XX no apta para chiquillos como yo por aquella época. Pensé por un momento que habría alguien en casa; luego, dándome un golpe en la frente por iluso, pensé que serían ratas; finalmente la vi a usted correteando por mi pasillo, con zapatitos de charol en cada pata, sin llamar, como Pedro por su casa...
Se aprovechó con sus dos compañeros/as de mi descuido de dejar la puerta de la terraza abierta; abusó de mi confianza, y me tuvo en vilo hasta las 2 de la mañana. Desde esa hora hasta las 10, en que me despertó un cartero de DHL, levité mi cabeza unas 10 veces contadas para comprobar que no había cucas en la costa, con la única ráfaga lunar que poco servía por la pesadez de mis párpados... era algo más bien psicológico; tenía que levantarla quizá para evitar el olvido y no caer en una pesadilla de cucarachas.
Señoras roedoras, el verano está para escuchar a los grillos, que son algo más campesinos y menos cocinillas, quedándose en el campo; no está el periodo estival para aguantarlas ni comerse la cabeza en época de exámenes. Si quieren entrar, llamen al timbre y pidan limosna. El fregadero es para el que lava los platos, no es una puerta franca para todo insecto.
Atentamente, un afectado.
4 comentarios:
Vale, vale, no te ofendas jejejejeje.
¿Prefieres, una noche, a los grillos que a las cucarachas? En mi casa un verano entró un grillo y se quedó detrás del frigorífico. Todas las noches dando la tabarra... Cuando al fin supimos donde estaba el maldito grillo tenía unas ojeras que me llegaban hasta la mitad de la cara (exageración). Así que, a mi parecer, preferible ninguno de los dos.
Me ha hecho gracia eso de "no había cucas en la costa" jejeje.
Un beso, don bravura...
Jaja, eso de don bravura... no se como tomármelo, jajaja :(
Un grillo extraviado puede dar por culo, es verdad, pero es raro... los grillos viven en el campo, las cucarachas son peores que las ratas.
Al fin y al cabo, a todos les gustan los hamsters, y es más común una jaula de cobayas que una de grillos, ¿no?
Y permíteme que dude de tus ojeras... no podría imaginarme tu ojo estropeado, eso nunca!!! un besito
¿Y si haces una limpieza general en la cocina, muebles y cajones ,sobre todo en lugares "calentitos" como detrás de la nevera y echas desinfectante de ese potente en los sumideros de los patios y en los desagÜes de todos los baños? ¡Eso asusta mucho a las cucarachas!... ¡Gracias por tu comentario en mi blog:yo te he dejado otro allí! XS
¡Gracias mamá! jajajajaj
El insectrón ya lo he encargado para mañana.
Me temo que es imposible lo de la limpieza; con tanta oscuridad (vivo en un bajo que da al patio interior de los bloques) no distinguimos ya la mierda de lo medianamente limpio; dejamos el piso en un mes y paso de mover el frigorífico. El regalito que se lo lleve el dueño, por rata (en sentido figurado).
Un beso fuerte
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