Vuelvo a acordarme de Intoku, el compañero bloggero que no hace mucho publicó una entrada sobre 'casualidades'. Y es que hoy venía de trabajar, en el metro, con la duda de sobre qué escribir en mi próxima entrada. Empecé a pensar en mis problemas, que son la paradójica fuente argumental de cada propietario de blog, puesto que ya se sabe que aquí la gente prefiere escribir que leer, hablar que escuchar al otro, y yo el primero.
Mis problemas, una vez recordados, desembocaron en la estantería de mi salón. Allí tenía muchos libros que aún no he comenzado a leer, y como ayer terminé el que terminé, ahora necesitaba empezar con uno. Decidí ayer que fuera la Sombra del Viento, que ya ha leído tanta gente y que dicen es mejor que ningún otro que Zafón, teniendo en cuenta que ya leí uno de sus primeros, Marina, y me encantó. Pero aquella desembocadura no tenía nada que ver con los libros del escritor catalán. Era más bien relativa a otro de los libros, Razones para la alegría, de José Luis Martín Descalzo, que heredé del cuarto de mi hermana en cuanto me vine a Madrid. Pese a estar como nuevo y reluciente, es de 1998, su precio es de 1440 pesetas y se ve que estuvo en poder de mi hermana cuando ella trabajaba en Badajoz.
Y muchos estaréis preguntando: ¿y qué tiene que ver Intoku con esto? Es más, ¿quién es Intoku? Evadiendo la segunda pregunta, diré que el libro de Razones para la alegría me ha dado ahora mismo una bonita sorpresa, una casualidad auténtica. Nada más abrirlo por la mitad, me he encontrado con este pasaje, 'Condenados a la soledad' (el libro es una recopilación de artículos, al más estilo bloggero, de Martín Descalzo), que trata precisamente de uno de mis principales problemas removidos en el metro, la soledad.
Después de varias citas hermosísimas y desconocidas por mí hasta la fecha (''el águila vuela sola, mientras que los cuervos, las chovas y los estorninos son los que van en grupos''; ''en la soledad he visto cosas muy claras, que no eran verdad'' (Machado); ''quien halla placer en la soledad, o es una bestia salvaje o es un dios'' (Aristóteles); ''la soledad ofrece al hombre una doble ventaja: la de estar consigo mismo y la de no estar con los demás''), y pese a no haberse resuelto mi problema sino haber sido identificado desde lo lejos, me he querido lanzar a la piscina, y aún corriendo el riesgo de tratar cara a cara, protocolo mediante, con mis lectores potenciales en los próximos días, no me importa desnudarme en este momento, via escrita.
Estoy solo, y lo reconozco. Entre las 3 clasificaciones que hace Martín Descalzo de la soledad, yo me identifico con 2. La última no es propia de mí, al menos aparentemente, porque describe al tímido de turno que por cuestiones que sean, no ha sabido desarrollar en su vida una capacidad para tratar con la gente, ni en público ni en privado. Yo sí; otra cosa es que lo haga a conciencia y a gusto. Me encanta hablar en público y en privado (más en público, la verdad); sin embargo, casi el 70% de las personas con las que hablo en privado me resultan un tanto distantes, demasiado inteligentes, descifran mi pensamiento y yo descifro los suyos, sabemos que el diálogo es puro compromiso. Como dicen los británicos, y como me recordaba Dolores Rubio, ''No hay amigos ni enemigos, sólo intereses''. Pues un saludo no es más que puro interés; no quedar mal ni quedar demasiado bien. Simplemente invertir para un futuro reencuentro. Nada más.
Y siguiendo con el tema de la soledad, si me identifico con las 2 soledades descritas primeramente, es porque hay motivos. La primera habla del solitario egoísta, del que se hace de rogar, y así soy yo, y probablemente no cambie porque en el fondo y forma, estoy agusto. Es el hablar, aquejar y llorar, sin escuchar, paliar ni secar. Es el no pararse por la calle a saludar a aquellas personas ''conocidas, pero sin interés'' (que no merecen un minuto de tu precioso tiempo para charlar con ellas) que te encuentras casualmente. Luego en las horas de reflexión pueden darme o no esos minutos de depresión, pero en un principio, me siento en mi salsa con esa soledad.
La segunda es menos frecuente en las personas. Esto se nota en las excursiones, en los viajes comunes donde todas las personas buscan cualquier masa antropomorfa para tener un compañero con quien ocupar las plazas del autobús. Y no valen las muñecas hinchables, desafortunadamente para los cachondos innatos. Estos también necesitan de cualquiera, sea el pringao de turno de la clase (que lastimosamente destaca con la 1ª y 3ª soledades), para no ir solos, ni parecerlos. Es la soledad del que se siente bien estando sólo. Es la soledad del águila, antes descrita. Y yo, francamente, esta es la soledad con la que más me identifico, sin dejar de lado la primera. Porque cuando hablo, saludo o me cruzo con ese 70% de personas que no actúan en ningún atisbo 'como en su casa', hay algo que me presiona el cuerpo. Me entra un calor en la cabeza y en la barriga; se me queda la mente en blanco. Mi cuerpo pide evasión. Quiere vivir la vida sin compañía, haciéndose de rogar a veces para luego abandonar a la persona llamada. Y así soy yo, que me canso de la persona que me gusta cuando ésta está conmigo más de 2 días seguidos, hablándome como yo puedo estar hablando a cualquiera, lo justo...
9 comentarios:
Tal vez eso sea porque aún no has encontrado a la persona que realmente te gusta o te llama la atención... Todos o casi todos solemos encotrar a alguien con quien desear estar siempre. Pero uno siempre busca la forma en la que se sienta mas a gusto y si tu te encuentras así a gusto pues bien. A veces el estar solo te beneficia mas que el no estar solo, porque las personas con las que estés te hagan daño.
PD: No publico porque no tengo tiempo, estoy muy liadiña, sorry, en cuanto tenga algo de tiempo lo hago.
Bss
...inchables. (¿y la "h"?,borra el comentario después,aunque va con cariñoje,je. Un saludo! XS
Tengo que reconocer que ésta ha ido aposta... No sabía que llevara h. Total, para 'muñeca hinchable', basta el significante...
Y me parece muy fuerte que no digas nada respecto del comentario ChuB... :(
¡Es que no sabía si ya me dabas permiso para comentar...pero si quieres...!xs
La semana pasada en una reunión de amigos les dije medio en broma, medio en serioque "los líderes somos solitarios". Me gusta más la comparación con el águila y me identifico totalmente contigo en este tema. Me gusta estar solo (y mi novia no siempre lo entiende).
Un saludo
No,yo no interpreto más allá,sólo describo. Las águilas ven mucho más,porque vuelan altísimo y tiene más campo de visión. Los buitres siempre vuelan en grupo y
como saben que el águila mata,ellos se aprovechan después del festín de los despojos. Los quebrantahuesos que suelen volar en pareja o en grupo, acaban la faena,son unos pájaros enormes,que no temen ni a la mirada fija de un humano y, una vez tienen ya los huesos limpios de carne,los cogen con el pico y los lanzan al vacío contra el suelo para acabar con el tuétano...eso es impresionante!
¡si tienes tiempo...lo lees!
¿Mal? ¡Ni mucho menos,F, pero doy el tema por zanjado, si no te importa! je,je
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