Tengo decidido que mis próximas vacaciones serán en Fuerteventura. No ha habido una foto en Google Earth que no me volviera loco. Pero luego he seguido investigando, por la costa Este del África septentrional, y también he visto verdaderas maravillas.
Había estado el año pasado en Tanger, en Asillá, donde las casas y la humildad de sus inquilinos (y de todos los ciudadanos en general) me recordaron a la España pueblerina de los 90, la que aún conservaba gente oriunda y sabia, la España de la tomatina y los Sanfermines con gente autóctona todavía. Ahora ya nada es lo que es. Globalización.
Pero no, hay pueblos, aldeas y tribus que soportan ese gran fenómeno. El Google Earth sigue riéndose de nosotros dibujando carreteras donde sólo hay hálitos de arena. Y uno de ellos conduce a Oulata, una ciudad mauritana al sureste del país que pese a su tamaño tiene la fama de ser la primera ciudad del Mundo Islámico en lo referente a las Escuelas Coránicas. Un importante paso comercial en la microeconomía del inmenso desierto africano. Y también tienen casas de adobe, casas y cuevas, casas en cuevas, como en Guadix. Qué razón tenía usted Benito. No hace falta ir de Canarias o Andalucía a estas preciosidades históricas para darnos cuenta de quiénes son parte de nuestros orígenes, quienes nos han dejado parte de esa España mágica.
Había estado el año pasado en Tanger, en Asillá, donde las casas y la humildad de sus inquilinos (y de todos los ciudadanos en general) me recordaron a la España pueblerina de los 90, la que aún conservaba gente oriunda y sabia, la España de la tomatina y los Sanfermines con gente autóctona todavía. Ahora ya nada es lo que es. Globalización.
Pero no, hay pueblos, aldeas y tribus que soportan ese gran fenómeno. El Google Earth sigue riéndose de nosotros dibujando carreteras donde sólo hay hálitos de arena. Y uno de ellos conduce a Oulata, una ciudad mauritana al sureste del país que pese a su tamaño tiene la fama de ser la primera ciudad del Mundo Islámico en lo referente a las Escuelas Coránicas. Un importante paso comercial en la microeconomía del inmenso desierto africano. Y también tienen casas de adobe, casas y cuevas, casas en cuevas, como en Guadix. Qué razón tenía usted Benito. No hace falta ir de Canarias o Andalucía a estas preciosidades históricas para darnos cuenta de quiénes son parte de nuestros orígenes, quienes nos han dejado parte de esa España mágica.
1 comentario:
Razón tienes, falete. Queramos o no, nuestros órigenes saltan a la vista.
A ti parece que te gusten los paisajes lunares, oye, pues yo prefiero, para viajar, ir a sitios que tengan un mínimo de seguridad.
Cosa que hoy en dia es bastante dificil.
Tienes un premio en mi blog blumuneando.
Logicamente eres libre de aceptarlo. Solo es una manera de darte las gracias, y reconocer tu esfuerzo con tu blog.
Un abrazo.
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