Opté por ir en dirección oeste, porque la otra vez, que quise pasar por Umbrete, me cogió mucho tiempo. Es un pueblo, como casi todos los españoles, intransitable en un domingo. De modo que llegando a la rotonda del Hotel Solucar diviso numerosos intermitentes, triángulos reflectantes y chalecos de mismas características, y me digo a mí mismo: la Guardia Civil, definitivamente, se lo está currando este año; es la tercera vez que me hacen control. Para mi sorpresa y mientras me voy acercando, un todoterreno que salía de ese presunto control policial en dirección este me hace señas con las luces y brazos para que fuera más lento, cuando comienzo a pensar: digo yo que bajarán el brazo los verdes para que yo pare o no, como suelen hacer. Nada más lejos de la realidad, ni control ni nada. Aquellos maleteros abiertos no estaban siendo registrados, estaban sacando herramientas para asistir a un hombre tendido en la cuneta del Hotel, en posición fetal y con la cabeza cubierta de polvo. Eso es lo que pude ver desde la furgoneta, de la que sólo me bajé para ofrecer mi móvil.

Fui tan iluso como estúpido al pensar que esa gente necesitara ayuda en esos momentos. Eran varias ya las personas que habían parado su vehículo para ayudar al accidentado, y uno de los socorristas esporádicos me agradeció la ayuda: ''no te preocupes, ya está to arreglao, grasia''. Al mismo tiempo se empezaron a oír las sirenas del Suzuki al servicio de la Policía Local del ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor; yo decidí, todavía con las luces de emergencia, continuar con mi camino, compartiendo la rotonda con una ambulancia, con las señas del palo reflectante y virtual de otro de los socorristas.
Esto coincide con la visualización de un video en youtube, el de CQC y su apartado proteste ya, http://www.youtube.com/watch?v=F06TIWyG3rA con un toque de humor limitado pero muy bien utilizado en la charla con los políticos, responsables activos o pasivos de nuestra pequeña guerra civil española, los accidentes de tráfico.
No me compraré nunca una moto, no en España.






-A los niños abandonados del Hospital de San Juan de Dios, que mañana se van a encontrar con una sorpresita por mi parte.
Ahora, ya no me visto de gala. Me pongo el pantalón más cómodo para cenar. Mi única motivación es familiar, por tanto la cena de Nochebuena es como otra cualquiera, tan bien recibida como las demás. Ya casi no sonrío pues los anuncios de televisión y radio parecen acaparar todas las sonrisas del mundo, o al menos las de Occidente. La felicidad se amalgama en unos pocos y la tristeza de otros obstruye una ínfima idea de lo que en el Primer Mundo se cuaja. Navidad, joder, esque eres la única época del año en la que no podemos decir ''en todos sitios cuecen habas.'' ¿Cómo quieres gustarme?. Ahora me doy cuenta, además, de que las luces no las pones tú, las ponen los alcaldes, que presumen de luchar contra el cambio climático colocándolas de tipo halógeno. Además, mientras el calentamiento global retrasa las nevadas, estos alcaldes adelantan el alumbrado. No lo se, no lo entiendo, y a tí no te comprendo. Encima, ahora soy consciente de que los familiares, lo más mayores, se van perdiendo. Vas conociendo amigos que se van quedando huérfanos, a mi edad, sin tener yo nada que decir, llegando a darme cuenta de lo mucho que tenemos y lo poco que tienen otros. Ahora leo periódicos y tengo que aguantar las críticas llamaceristas e incondicionales al discurso navideño de Don Juan Carlos, y son cada vez menos los que ríen los chistes a politicuchos como Rodrigo Torrijos, quien ahora te llama ''Solsticio de Invierno''. Esto me lo tendrás que explicar, pues hasta ahora creía que tu único mote era Navidad, proveniente de Natividad.



