viernes, 25 de abril de 2008

COINCIDENCIA, ¿DE QUÉ TIPO?

Desde que trabajo en Corporación Multimedia, siempre tengo hambre -nada nuevo bajo el Sol- pero nunca ganas de comer. Esto tiene poco o nada que ver con lo que voy a escribir ahora, pero como venía mentalizado en el metro, después de pasar la tarde en la Facultad de Filología, de que los textos literarios -y así considero a los míos aquí plasmados- deben comenzar por lo primero que se te haya pasado por la cabeza antes de escribir, y exprimir el salero de uno al máximo para enlazarlo con el tema de los mismos, me permito el lujo de comentarlo, para el interesado.

Ahora, si hay algo con lo que tenga que ver este inciso d'abord, es que en mi nuevo trabajo estoy enamorado de Torrespaña, más conocido como el Pirulí, el cual observo desde la ventana de mi todavía despacho común de trabajo -el lunes me destinarán a la quinta planta- a una distancia en la que pueden apreciarse los platos de antena más pequeños de la cabina, que cuenta con 4 plantas y que desde la lejanía parecen una sola, a juzgar por su única línea de ventanales con aires -al menos, de noche- de nave de E.T.

¿Que por qué me enamora el Pirulí? Porque sinceramente es el edificio más bonito o significativo de Madrid y todo un icono del progreso democrático en el último tercio de el siglo XX, vamos, de la transición española. Es el símbolo de TVE, aunque ahora sea propiedad de Abertis. Es la torre que en los Informativos de Aznar aparecía detrás de Jenaro Castro o de Alfredo Urdaci, en chroma key.



Es la torre construída en el corto periodo de Gobierno de Calvo-Sotelo para el Mundial de Fútbol de González.



Es la torre que representa, aun emitiendo señales de bastantes cadenas de radio y televisión, la bien cuidada y -hay que mojarse- renovadísima e interesantísima TVE de Rodríguez Zapatero.



Me enamora en definitiva porque, en una de mis primerísimas visitas a Madrid, probablemente con 3 años al Zoo, entrando por la A-4, podía verse a lo lejos, por Valdemoro, o Pinto, o entre Pinto y Valdemoro, y entonces yo no sabía que era Torrespaña; yo pensaba que era lo que mi padre me decía que era, un Pirulí. Pensaba y sigo pensando que una torre solo puede ser comparable a la de Babel o a las de Tolkien. Pensaba que España era Sevilla entera, la Sevilla de mis amigos y de mi familia. Aquel ambiente, en definitiva, en el que me movía sin problemas.

Y hoy, que he devuelto Exporadores del Abismo, de Vila-Matas, y tras entrar en El Mundo para ver la actualidad, he podido acordarme de Intoku, compi bloggero, cuando hace unas semanas hablaba de la casualidad, o de la coincidencia, no recuerdo bien. Hoy que yo tenía pensado escribir sobre esta maravilla de la arquitectura moderna española, me encuentro en la portada de El Mundo que Sebastián Álvaro, escritor desconocido para mí, ha bajado en rapel del Pirulí de TVE para promocionar su nuevo libro, Al filo de lo imposible.

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/25/television/1209138807.html

Y encima, dos cuentos de Exploradores del Abismo me han sido vinculados casi directamente. Uno de ellos, sobre una joven periodista destinada a Ciudad de México -ayer mismo Salvador Ruiz, amigo azteca de Montreal, me invitó a su boda en septiembre cerca de la capital, México D.F- que sufre de sed, desconcierto e inseguridad durante todo su viaje. Otro, sobre un pseudoautista recién operado -casi todos los personajes del libro salen de una reciente operación- que viaja a Estocolmo y durante la travesía cuenta el número de medios de locomoción utilizados (al igual que hago yo cuando paso revista en mis viajes, comparando de algún modo el desarrollo de los diferentes países) y leyendo un libro que hablaba sobre la pluralidad del Universo, es decir, la no infinidad del espacio sino su múltiple repetición, o sea, con millones de mundos en los que nuestras vidas se repiten, más o menos lo mismo que yo he mantenido durante mucho tiempo: que nuestros movimientos no son predecibles, pero siempre hay otro mundo por ahí fuera en el que otro yo practica movimientos distintos. Hay Faletes con suerte y Faletes solitarios, Faletes cantantes y Faletes estudiantes.

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