sábado, 23 de diciembre de 2023

Janan Ganesh niega ser infantil y no quiere hijos

 Hace pocas semanas escribía sobre el movimiento antinatalista. Hoy voy a escribir sobre una parte de la sociedad con muchos más seguidores que los antinatalistas: la de aquellos que no quieren tener hijos, pero no por razones colectivas, decrecionistas o mundialistas, sino individuales.

Y es que el columnista del Financial Times Janan Ganesh, de distinguido vocabulario y con espacio reservado en la contraportada del diario, se explayó una vez con argumentos a favor de la soltería y contra la crianza de niños. Me ocurre que ante cada uno de los argumentos que enumera Ganesh se precipita un pensamiento mo, un hecho, que lo niega.

1) ''Las conversaciones más adultas que tengo es con aquellos sin hijos; leen más, atienden más, viajan más y se dan cuenta de más cosas''. La gente lee poco, y basta con subirse a un tren por la mañana para corroborarlo. Algunos serán padres y otros no, pero, admitiendo que alguien sin hijos tiene más tiempo que otro con hijos, ello no significa que llene su tiempo libre con lecturas. Más bien tiendo a pensar que Ganesh se rodea de colegas columnistas y redactores que son estrellitas en potencia y sin tiempo que perder con una baja maternal o paternal para no desperdiciar su turno en el muy enclenque y menguante negocio del periodismo. Dentro de 30 años, quizá Ganesh se dé cuenta de que tendrá conversaciones adultas tanto con adultos que hayan vivido a la mitad, o sea, sin hijos, como con adultos cuyos hijos ya se han emancipado y que vuelven a tener tiempo para leer más, atender más, viajar más y darse cuenta de las cosas.

2) ''Entre los adultos hay decoro, casi una formalidad, nacida de la aversión a los olores, manchas y estrés general de una casa con niños''. Este tío no ha estado en casa de mi suegro con su novia, ambos sin hijos a cargo desde hace más de 20 años, y donde apesta a pedo cada vez que los visitamos.

3) ''Los adultos tienen la promesa de control máximo sobre sus vidas''. Hombre, el control máximo nunca lo vas a alcanzar, porque como apunta Jesús G. Maestro, ya el solo hecho de trabajar implica vender parte de tu libertad por dinero. Ahora bien, la diferencia está en si al volver del trabajo te encuentras en casa con un gin tonic o con un niño y un gin tonic. Los primeros creerán tener el control máximo sobre sus vidas, pero que me escriban cuando alcancen la edad de jubilación y nadie los visite ni los cuiden cuando no puedan moverse. Ahí el control de sus vidas pasará a estar en manos de desconocidos.

4) ''Tengo una lista de ciudades en la que pasar el resto de esta década. Nadie con [hijos] dependientes podría ser tan móvil de mudarse de ciudad en ciudad''. Hombre, Janan, y tú hablabas de infantilismo. La clave está en vivir en esas ciudades en tus 20, no ahora que tienes 41. La mudanza constante como nuevo sueño burgués del siglo XXI. Y el tío lo primero que inspeccionará en cada una de esas ciudades será las discotecas con chicas de 18, seguro.

viernes, 20 de octubre de 2023

De gatos y fascistas

 Cuando mi hijo empezó a hablar hace algunos meses, llamaba a todos los animales 'atze' (gato), porque tenemos dos gatos en casa. El caballo de mi mujer? gato. Un perro por la calle? gato. Un alien en alguna película? gato. Tan solo hace poco empezó a discernir, y ya sólo llama 'atze' a los gatos. De hecho, a la gata ya la llama por su nombre propio: Mancha.

Hay adultos que se pasan toda la vida poniéndole un nombre erróneo a lo desconocido o a lo odiado. Hoy en día, los más fanáticos denominan como 'fascista' a aquel que no le sigue la corriente progresista o woke; y aquellos de los que se espera una cierta intelectualidad -por ejemplo en la prensa- no dudan en denominar como 'conspiranoico' al que cuestiona, por ejemplo, el origen del coronavirus, incluso ahora que contamos con artículos y reportajes de periódicos liberales y/o progresistas como el Financial Times, Cicero o Time que ponen en duda la tesis del murciélago y apuntan al centro virológico de Wuhan, basándose por supuesto en datos fidedignos.

Hace exactamente 14 años conocí a un periodista canario en los Cursos del Escorial. Él rondaba ya los 30 años y yo empezaba los 20. Tuvimos una conversación muy interesante y orteguiana en su habitación después de una conferencia de Raúl del Pozo, en la que yo le había impresionado por una pregunta muy filosófica, que Del Pozo, sin embargo, oyó mirando el reloj y soltando al micrófono sin querer ''bueno, a ver cuándo se acaba esto''. Qué mal está España, sí, desde luego, qué mal estamos los periodistas, sí, sí. Victimismo juvenil en su máxima potencia.

Tras mi vídeo viral de Intereconomía, este periodista, al que llamaré aquí Adán, me contactó -creo que por Facebook- muy indignado, comentándome lo mucho que se había equivocado buscando una amistad que, en realidad, no había llegado más lejos (no había vuelto a verlo después de los cursos de verano). Pero hasta ahora lo he tenido en Linkedin, y resulta que Adán ha publicado mucho últimamente, o al menos me aparece más de lo normal en mi feed. Así que hace un par de días decidí escribir un comentario a una entrada suya.

En su entrada, Adán, en la línea con aquella conversación del verano de 2009, se quejaba de que, aunque él no fuera un periodista o escritor del nivel de Borges, estaba un poco apenado por el estado del periodismo, porque le ofrecía poco dinero por su trabajo, ''menos que a una limpiadora'', en sus propias palabras, que sólo se puede permitir un progresista porque si lo dice un liberal, es clasista. Es decir, en la misma entrada, Adán denunciaba el estado precario de la profesión pero reconocía no ser especialmente bueno en esa profesión. Mi comentario resumía básicamente la realidad del periodismo actual: como cualquier servicio o producto del mercado, aquello que no está muy demandado cotiza poco. La gente, hoy en día, busca más bien la tecnología, la casa y el coche propio. Así, se benefician los ingenieros y los notarios, le puse. Adán le había contestado a todos menos a mí: sólo me dio un like.  

Esta mañana, Adán ha compartido un artículo de otra periodista independiente con el mensaje 'leedlo, es gratis para los primeros 10 lectores, así que daos prisa'. El artículo trataba de Javier Milei, que iba a cargarse ''los jalones que quedan de Argentina'', según Adán. Me meto en el artículo, que, dos horas después de haber sido compartido, está abierto, por lo que se confirma que no ha entrado suficiente gente. Va en la misma línea que el artículo de Christoph Gurk en Süddeutsche Zeitung hoy: Milei es un ''destructor'', es el ''hombre de la motosierra''. También El País calificaba a Milei ayer de ''extrema derecha''.

Entonces me acuerdo de mi niño, cuando, hace escasos meses, aún llamaba 'atze' a cualquier animal viviente, incluso a los aliens que veía en pantalla. Esa mezcla de falta de experiencia, autoengaño y disponibilidad las 24 horas a escribir y pensar lo que aquellos que sí tienen experiencia y medios quieren que escriban y piensen.  


lunes, 2 de octubre de 2023

Sánchez, la amnistía y las polillas venenosas

 Una noche de verano de 1966, un ejemplar de una de las polillas más bonitas de Norteamérica, la polilla ornamentada o, en su nombre científico, utethesia ornatrix, quedó atrapada en una telaraña. Tal como lo relata Thomas Eisner en su libro 'For love of insects', una polilla normal habría aleteado desesperadamente para huir del mordisco letal de la araña, pero esta polilla de alas rosas con puntos negros sobre círculos blancos se quedó inmóvil, pese a notar la cercanía del arácnido. Cuando la araña llegó, dudó por un instante, y decidió empezar a cortar todos los nudos de la seda que apresaba a la polilla, dejándola caer.

Eisner estudió el fenómeno y aprendió que las larvas de esta polilla se alimentan de unas hojas venenosas del arbusto denominado crotalaria. Ese veneno, también llamado alcaloides, ahuyenta a los herbívoros, pero encanta a las larvas de la polilla ornamentada. Al alimentarse de alcaloides, parte del líquido tóxico queda en su sangre, con lo que se protegen en el futuro, tras pasar la metamorfosis, de sus depredadores potenciales.

Cuando empecé a escribir este artículo pensaba comparar a la araña con los separatistas, nacionalistas y proetarras españoles, ese grupo depredador atraído por un sujeto bello pero profundamente venenoso como Pedro Sánchez, que ha absorbido a otros depredadores de antaño como Susana Díaz, Pablo Iglesias o ERC; pero luego lo he reconsiderado y me pregunto si no podría ser también una alegoría del votante socialista. Después de todo, no hay que envilecer a la pobre araña, que es un ser vivo como cualquier otro con derecho a cazar, comer y sobrevivir. 

Después de todo, el votante socialista también caza (bueno, va a trabajar si no vive de la subvención), come y sobrevive. Se siente atraído por un líder guapo (el más guapo de todos los presidentes de toda la democracia!), que no se mueve ni para dar la réplica al primer candidato a la investidura, Feijoo, y aunque este líder le robe y lo arruine, y esté a dos telediarios de amnistiar a delincuentes no arrepentidos regalándoles la soberanía de una parte de su territorio a otros, el votante arácnido tiene la obligación de acercarse primero y luego perdonarle la vida al guapo.

Pero lo mismo me confundo, y Sánchez es la araña amnistiando al polilla Puigdemont. Qué lío. 

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Weltsichten - El Economist de los pobres

 Weltsichten -literalmente 'miradas del mundo'- es una revista especializada de Alemana centrada en noticias sobre la ayuda al desarrollo, la economía y política de países 'del sur global'. Con esta descripción, el lector perspicaz podría pensar que se trata de otra publicación del estilo de Greenpeace u otras revistas del progrerío woke universal, pero se equivoca.

Es cierto que Weltsichten cuenta con columnistas que, en general, se dedican a la ayuda al desarrollo y que por tanto pertenecen a una estirpe de personas que, llevadas acaso por la superioridad moral del occidental que se acostumbra a ayudar al pobre criticando al mismo occidente que le da los medios para ello, se declaran abiertamente de izquierdas. Puede observarse cuando, por ejemplo, el mismo redactor jefe de la revista, Bernd Ludermann, reduce su crítica a occidente al partido Republicano de Estados Unidos, a Polonia o a Hungría.

Sin embargo, los editores de la revista (la editorial independiente VFEP) o el mismo redactor jefe son lo suficientemente honrados como para no cercenar la libertad de expresión de sus reporteros ni manipular sus artículos de una manera que cabría esperar en Greenpeace o incluso Der Spiegel. Así, Weltsichten, que ofrece contenidos exclusivamente referidos a países del tercer mundo, sorprende con reportajes de corresponsales independientes que, sin echar mano del oligopolio mundial de agencias de prensa, te cuentan cómo en Benín un millonario de la industria del algodón está reforzando las exportaciones y el libre comercio de su país con el resto del mundo; o cómo los grupos islamistas de Cabo Delgado, en Mozambique, no salen de la nada, ni basan su lucha puramente en un fanatismo religioso (como los medios europeos nos suelen resumir sobre Al Qaeda o el Estado Islámico), sino que cuentan cómo en esa región de Mozambique los rebeldes islamistas no son más que pescadores pobres o pequeños comerciantes que se sienten olvidados por el Estado que en 2009 había descubierto grandes yacimientos de gas. También puede sorprenderte un reportaje sobre el malvado régimen de Venezuela, con datos y gráficos diferentes a los de medios europeos de derecha, pero igual de demoledores.

Weltsichten me parece la prueba irrefutable de que puede existir aún una izquierda periodística o mediática honrada y que da voz, sin arrebatársela y sin condescendencia, a los desfavorecidos.

miércoles, 13 de septiembre de 2023

El movimiento antinatalista de Verena Brunschweiger

 Si los filtros para llegar a lo alto en la política alemana estuvieran tan corrompidos como en España, Verena Brunschweiger sería ministra de Familia como Irene Montero lo es de Igualdad (el ministerio de Familia existe en Alemania, a diferencia del de Igualdad).

Y quién es esta tal Brunschweiger? Se trata de la máxima representante del movimiento no-kid en Alemania. Hace algunos meses, una revista satírica francesa presentó a este movimiento antinatalista a la perfección con una caricatura muy oportuna: un hombre de unos 50 años montado en un SUV, tirando con un remolque cargado de un yate, televisor de muchas pulgadas, ropa, relojes, un coche, palos de golf, etc. De su remolque colgaba también el siguiente mensaje, a modo de bandera: ''no-kid, para salvar el planeta''.

Esta caricatura, dicho sea de paso, me abrió los ojos sobre este fenómeno. El movimiento antinatalista no es sólo algo normal ya en Europa, justificado sin problema por sus protagonistas. Es algo también involuntario. Es decir, hay gente que, sin ser necesariamente antinatalista, se ha acostumbrado a un estilo de vida que comenzaron en su etapa de estudiantes y que les resulta tan cómodo que, llegada una edad en la que la fertilidad pende de un hilo, se convencen con mayor facilidad de que ya no merece la pena siquiera intentar fundar una familia.

Brunschweiger escribió en 2021 un artículo en Die Zeit para atacar las políticas pronatalidad de los Estados, en particular el alemán. En junio de ese año, el gobierno alemán anunció una subida escalonada de la cuota del seguro de dependencia para aquellos contribuyentes sin hijos. El primer argumento de Brunschweiger contra la natalidad es más que sorprendente: el Estado castiga ''decisiones individuales''. Bienvenida al ideario liberal. Ah, que se me había olvidado decirlo: por supuesto, Brundschweiger es progre, woke y antiliberal. Y qué pasa con los que compran tabaco para, libremente, pasarlo bien y quemar sus pulmones? Que el Estado le sabla con un impuesto cercano a la mitad del valor de mercado del cigarrillo.

Pero el argumento fundamental de Brundschweiger es que los Estados de hoy no se preocupan por el problema real, que es la ''conservación del planeta'', sino por problemas secundarios, como la financiación del sistema de dependencia y las pensiones. Aquí se me ocurre una solución rápida, como las que gustan a los populistas como Brundschweiger y su marido metido a político querdenker: eliminar por decreto todas las pensiones a partir de mañana, y que ese dinero vaya destinado, por ejemplo, a la conservación, cuidado y -no sé, qué se puede hacer con tantos miles de millones de euros?- decoración de los bosques. El único problema es que, en pocos días, habría millones de jubilados en la calle, buscando comida en los jardines y huertos de matrimonios como los Brundschweiger, que en realidad habían pensado en su huerto para el autoconsumo. De una sola familia, claro.

La frase más cínica, sin duda, es la de que ''tener niños ha pasado de ser una decisión individual a una egoísta''. No acierta a desarrollar esta teoría, pero bueno, tampoco nadie ha preguntado en rueda de prensa a Isabel Rodríguez por qué considera a Aznar golpista, si solo ha propuesto que no se conceda la amnistía a un verdadero golpista.

Sin embargo, el argumento más interesante, por lo torticero que resulta, es aquel de que tener niños no garantiza un alivio al Estado por tener a cuidadores dentro de la familia, ya que ''una vez pregunté en una residencia de ancianos si alguien no tenía hijos, y nadie levantó la mano'', según relata Brunschweiger. Esto es tan absurdo como oponerse a enviar efectivos policiales a un estadio de fútbol porque una vez alguien preguntó a los espectadores que entraban a la grada si eran seres violentos en casa y nadie dijo que sí. Evidentemente, siempre habrá familias que, por contar con facilidades económicas, por trabajo, salud o por otras razones, prefieran que sus mayores estén en una residencia (mi madre se fue por su cuenta con poco más de 60 años). Pero también habrá un número considerable de ancianos, especialmente en familias de inmigrantes, que pueden quedarse en los hogares de sus hijos para ahorrar dinero y porque cuentan con esos cuidados familiares.

La gran duda que me queda es si Brunschweiger, de 43 años, cuenta con que haya robots que sustituyan a enfermeras de residencias de ancianos para cuando ella entre en la edad de jubilación, que en 2023 aun le da 22 años para reflexionar.

Cita Brunschweiger para terminar a un profesor de filosofía sudafricano llamado David Benatar que dijo que existe un deber moral de ''no reproducirse''. Pero tampoco nadie obliga a estas personas a comer y beber todos los días.

miércoles, 23 de agosto de 2023

La insoportable levedad del incivismo

 Qué es el incivismo? Igual que una antigua conocida de la universidad definió la elegancia como el saber distinguir entre la manera de vestirse y comportarse en casa y en la calle, para mí el incivismo consiste en no saber cuándo estás pidiendo demasiado colectivismo y cuándo estás acaparando demasiado individualismo, jodiendo a los demás.

Contrario a lo que piensan manipuladores de primer orden como Carlos E. Cué, el liberalismo es al libertinaje lo que la justicia es al ajusticiamiento, es decir, hay relación semántica, pero no se puede hablar de símil. Yo soy liberal, pero eso no significa que pueda o deba hacer lo que me salga del miembro viril sin considerar a mis semejantes.

Hay gente que, lamentablemente, no piensa así. El otro día escribí una nota para el parabrisas del coche de un vecino que tiene la manía, como muchos alemanes, de aparcar su coche en el mismo lugar, aunque sea éste un lugar prohibido. En este caso se trata del límite de un cruce, lo que contraviene el código de circulación alemán, que establece una prohibición de aparcar a una distancia menor de 6 metros de un cruce. El vecino leyó y quitó la nota, pero sigue aparcando en el mismo sitio. La ciudad no contesta. A la policía, después de leer las valoraciones de la comisaría en  Google, mejor ni llamarla. Qué hago?

Por lo pronto, conformarme con maldecir a una sociedad con la que es harto difícil llevarse bien. O bien colectivizan tu vida desde la política con su anuencia, o montan sus barricadas de ego, incumpliendo leyes y códigos que buscan el bien común. Y qué es el bien común? Es, o debería ser, la garantía de una convivencia de todos con su derecho al bien individual. Ni más ni menos.

domingo, 20 de agosto de 2023

Cuando el wokismo invade la fotografía

 Probablemente no haya en el mundo una profesión que dé más rienda suelta a los egos que la fotografía. Esto lo sé porque estudié y ejercí un par de años el Periodismo, que es otro nido de sabelotodos presumidos.

Yo mismo pequé de arrogante cuando, con apenas 20 años, de prácticas en Intereconomía, estaba en una galería de arte de la Castellana y me topé con Susana Vera, la reputada fotógrafa navarra -y prima de un familiar mío- que hoy trabaja en Reuters. Le dije, fanfarroneando más que nada para romper el hielo: ''hazme buenas fotos para la noticia, eh?'', y me contestó, seca y sin mirarme a la cara, aunque seguro que había percibido los 14 años de diferencia entre nosotros: ''y tú hazme un buen texto para mis fotos''. Probablemente este sea, aun en 2023, cuando escribo esto, el mayor zasca que me hayan dado en la vida. Tenía toda la razón Susana, lo que no quita que en ese momento, ella pecara de un enorme ego.

Sin embargo, hay algo mucho peor que un fotógrafo arrogante: que sea woke hasta la médula. El fotógrafo brasileño Sebastiao Delgado, famoso en todo el mundo, dio en 2021 una entrevista al Süddeutsche Zeitung Magazin. No me atrevo a decir que Delgado, que en sus años de juventud ''marxista'' (en sus propias palabras) estudió Económicas en la Universidad de Sao Paulo, sea un defensor del movimiento no-kid, es decir, contrario a la reproducción de la especie, porque Wikipedia informa de que tiene un hijo llamado Juliano. Pero en la entrevista al SZ Magazin sí demostró ser un acerado enemigo de la especie humana, con las siguientes seis frases lapidarias:

1) [Después del genocidio de Ruanda] había perdido la fe en el ser humano. Una especie tan violenta y vil no merecía vivir.

2) Conozco el asco de la bestialidad y ganas de matar del ser humano.

3) Yo era un pesimista radical que se avergonzaba de su propia especie.

4) Nuestra especie no va a sobrevivir, tampoco tenemos derecho a ello.

5) Hemos desmerecido nuestro sitio en este planeta.

6) No estamos viviendo ahora mismo [en pandemia] que los virus son más listos que los humanos?

Delgado conoce, por tanto, las peores crisis de nuestro planeta y vio de primera mano el genocidio de Ruanda. Asegura el brasileño que, antes de fotografiar, para no parecer un turista (otra vez la arrogancia), vive varios días en un sitio para conocer mejor a la gente. Esto no impide que hoy, y desde hace ya 54 años, el fotógrafo siga viviendo en París, capital por cierto del país famoso por haber mirado para otro lado durante su misión pacificadora en Ruanda. Precisamente, el titular de la entrevista en el SZ Magazin fue esta cita suya: ''Mirar para otro lado es aprobar silenciosamente''. No estoy acusándole de hipocresía por vivir en Francia, pero sí sería muy interesante para el mundo si un fotógrafo así de influyente residiera en un país como Ruanda o su misma nación, Brasil. Por qué la comodidad de Occidente, cuna de todos los males de la humanidad que él mismo critica?

 Hay un hecho en la carrera de Delgado, sin embargo, que sí denota cierta hipocresía o al menos una ingenuidad palmaria. Delgado tuvo el enorme privilegio de estar acreditado durante el discurso que Ronald Reagan dio en un hotel de Washington poco antes de que un tiroteo intentara asesinar al presidente a la salida. El fotógrafo brasileño sacó todas las fotos que pudo y muchas de ellas las acabaría revelando ese mismo día. Se puede decir que este día hizo millonario a Delgado. Y qué hizo con todo el dinero? El mismo Delgado lo revela en la entrevista: ''Me compré un Alfa Romeo y el apartamento de París en el que vivo hoy''. Además, este artista del objetivo no llegó a revelar todos los negativos: ''He guardado en un banco muchos negativos aun sin revelar''. Caramba, un marxista descubriendo el valor del depósito seguro en el banco. Muchas fotos de pobres desesperados en una mina de oro brasileña años antes del atentado o de genocidas en Ruanda una década después, mucho hablar de la necesidad de conocer a aquellos a los que fotografías; pero yo hoy dudo mucho que Delgado entienda de verdad las causas que llevaron al genocidio de Ruanda. El derribo del avión presidencial de un político hutu en aquel abril de 1994 fue tan sólo la chispa que incendió a una población enfrentada desde hacía años por otros motivos.

Estos motivos me los explicaron en una iglesia de Ruanda durante mi visita en 2016. Los tutsis, que fueron la etnia que más personas perdió en esa breve guerra civil, eran famosos entre los hutus no solo por ser algo más delgados de cara y nariz, sino también por tener más vacas -es decir, más dinero- que los hutus. Lo que hoy entenderíamos por mejores coches y más depósitos en el banco, vaya.

Por tanto, Sebastiao Delgado, que hoy sigue dando charlas TED por las que sin duda cobra millones, es entre su odiada raza humana el mejor ejemplo de un fotógrafo arrogante y antropofóbico, pero también woke e ingenuo. Lo cual no impide que tenga millones de seguidores en todo el mundo. Y es que alguien que ponga en duda su labor, ideología o decisiones capitalistas es un reaccionario. Alguien lo duda?

martes, 15 de agosto de 2023

Por qué Javier Milei no es populista

 


 

 Se ha abusado del término 'populista' a lo largo de los últimos años. 

Aparece un líder carismático en la política de un país e inmediatamente se le denomina populista. Sin embargo, hay que centrarse en el término: populista viene de pueblo. Cómo es posible que Javier Milei, que lleva años denunciando la depreciación de la moneda y una realidad -que el 50% de los argentinos estén bajo el umbral de la pobreza- sea ahora tildado de populista? 

Esto no se lo contará, con seguridad, Christopher Gurk, el corresponsal de la cámpora de Munich en Buenos Aires, pero populistas en Argentina han sido desde 1943 Perón y todos aquellos que han fundado sus políticas en su ideología de patria, Estado y gasto descontrolado. Una patria nacionalista que puso los intereses del Estado por delante del comercio; un Estado que tejió una red inmensa de empresas públicas, incluida la empresa que gestiona los camiones-escalera del aeropuerto de Ezeiza; un gasto descontrolado que necesitaba imprimir billetitos para aparentar riqueza, cuando en realidad depreciaba la moneda.

Ya el nombre del partido de Milei da una pista del milagro de ser el movimiento más votado: ''la libertad avanza''. Ni rastro de guiños al pueblo, como en ''Frente de todos'' o ''Unión por la patria''. Un lema como 'libertad avanza', en cualquier país de Europa, fracasaría. De hecho, aún no me creo que haya triunfado en un país como Argentina.

Ayer, Santiago Armesilla, un comunista español muy crítico con la izquierda woke española, llamaba también populista a Milei en Twitter. Aproveché la ocasión para preguntarle -aunque sabía que no me iba a contestar- qué política necesitaba entonces Argentina para salir del hoyo en que se encuentra, y le puse el ejemplo de Estonia -la nación que innovó con Skype, hoy imitado por todas las grandes tecnológicas- que en 1989 era más pobre que Argentina y hasta nuestros días ha conseguido dar la vuelta a las tornas. 

Si Santiago Armesilla y todos aquellos 'analistas' políticos de ahora hubieran tenido Twitter en 1989, probablemente habrían denunciado las nuevas políticas de Estonia y todo el bloque del Este como populistas. 

domingo, 13 de agosto de 2023

Vivan las reseñas de Google!

 La semana pasada fui de excursión al Minigolf de Bad Wimpfen con algunos niños del colegio. Como yo era el tesorero, me encargué de comprar los tickets en la cabaña de la dueña. Esta no fue muy simpática al principio, pero yo seguía con mi sonrisa forzada todo el rato, porque no estaba ahí en un viaje privado, sino pastoreando a varios niños ilusionados. La dueña, por su parte, también descubrió que era necesario esforzarse en un tratamiento amistoso, porque ''quién sabe cuándo volverá este colegio a dejarse aquí 90€ que además cobro en mano'', debío pensar. Así que al final tuvimos una relación comercial cordial.

Ese mismo día, por la tarde, vi las reseñas del lugar en Google. Casi todas tendían a ser peores que en un comercio habitual. Qué viejo todo, qué mala persona en la caja. Los dos comentarios más típicos. La dueña, o quien quiera que fuera el que se encargaba de contestar a los clientes, desafiaba a los visitantes con respuestas como ''si no le gusta la comida, vaya al centro de Bad Wimpfen, nosotros apoyamos la gastronomía de ahí''. En un comentario iluminador, el representante del campo de Minigolf plasmó a la perfección las razones de por qué podía permitirse por un lado mantener malos modales y un campo viejo, y por otro lado falta de humildad en la gestión de las valoraciones: ''Somos el único campo de golf en 40 km a la redonda, vaya al próximo si no le gusta este''.

Un comentario iluminador y prueba fidedigna de la doctrina liberal, además de la teoría de las cinco fuerzas del mercado de Danone Porter: solo cuando el cliente dispone de varias opciones, el precio será bajo y el empresario se esforzará por una mejora de las condiciones.

Por todo esto me cuesta entender lo que Aline Wanner reflexionó en la revista suiza Folio sobre las valoraciones en Internet. Wanner se sorprendía porque, desde su primera visita a un hotel alpino en 2014, cuando dejó unos comentarios muy negativos, hasta 2021, cuando seguía leyendo comentarios de clientes insatisfechos, aparentemente no había cambiado nada. El dueño del hotel, parece, repetía consignas como la del campo de golf de Bad Wimpfen: ''No le gusta nuestro pan? no somos una panadería''. Lo que Wanner no tiene en cuenta, o al menos no nos revela, es qué posición tiene este hotel en aquel lugar. No me sorprendería nada que gozara de una posición de único hotel en una zona donde ya no es posible construir otros hoteles. Y, aunque hubiera otros hoteles, tampoco sería extraño que los que estuvieron en ese hotel no hubieran leído antes las reseñas. Y es que hay tres tipos de clientes: los que no leen ni escriben nunca reseñas, los que escriben pero no leen reseñas y los que escriben y leen reseñas. Es posible también que haya algunos que lean y no escriban, pero me inclino a pensar que la tentación del ser humano por aportar su granito de arena, aunque sea para dejar constancia de ''haber estado allí'', es considerable.

La tesis de Wanner era que no sirve de nada escribir reseñas en Internet. Yo defiendo la posición diametralmente opuesta, y afirmo que las reseñas pueden ser buenas para saber si ir o no ir a un sitio. Incluso siendo muy buenas pueden ser un signo claro de no tener que ir allí. 

Una noche fuimos a un restaurante en Budapest con cinco estrellas en Google. Eran los comienzos de las reseñas de Google, en 2018, o al menos mis comienzos usándolo, y fue una idea nefasta, porque había una cola en la calle para poder entrar. Y es que no es lo mismo cinco estrellas en el centro de Budapest que en un pueblo a las afueras de Budapest.

 

jueves, 3 de agosto de 2023

Maldita prensa blanca

 En el futuro, cuando se estudie el fenómeno de la prensa rosa y el de la prensa amarilla, algunos estudiantes preguntarán qué es eso de la prensa blanca. Y entonces, el profesor, tutor, padre o madre se verá en la tesitura de explicar que la prensa blanca no es un género periodístico propio, sino la prensa que sólo periodistas de raza blanca ejercen. Para mayor entendimiento, se recomienda citar a la periodista afrocamericana Janell Ross, que en 2021 en la revista TIME escribió que en el veredicto de condena al asesino de George Floyd en el condado de Hennepin los visitantes habían ''cuidadosamente esquivado a la prensa mayoritariamente [de raza] blanca''.

Me he metido a investigar la composición racial del condado de Hennepin, en Minnesota. El censo oficial del gobierno de Estados Unidos daba en el verano de 2022 daba un 73% de blancos, 14% de negros, 7% de hispanos y un 1% de indios americanos. Qué esperaba Ross que hiciera la prensa esa semana? despedir a toda la plantilla y contratar a 20 afrocamericanos porque, en el juicio relativo a la muerte de un negro, solo pueden informar negros? Hasta ahí se ha llegado con el debate de la cultural appropriation (apropriación cultural)?

Se imaginan ustedes que en Sudáfrica, donde según la Britannica solo un 25% de la población es blanca, mixta o asiática (el resto de la población es negra) una periodista blanca dijera que en el juicio a una asesinada blanca sólo había periodistas negros? Sería tan abominable como lo que afirma Ross, y por tanto digo públicamente aquí que Janell Ross me indigna y me parece una periodista racista.

martes, 1 de agosto de 2023

En el segundo autobús

 Probablemente cualquier psicoterapeuta recomiende hacer lo contrario de lo que voy a hacer ahora. Voy a rememorar una situación desagradable de mi vida, una de esas situaciones que es mejor olvidar y, desde luego, no publicar. Y es que las mejores reflexiones son las publicadas. Me habría encantado leer reflexiones de mi padre o de mi abuelo, pero no dejaron ningún diario ni blog para la posteridad.

Lo que me ocurrió el domingo 23 de febrero de 2020 en el aeropuerto de Lisboa fue muy molesto (y dale con el aeropuerto de Lisboa, quién me habría dicho entonces que dos años después iba a sufrir otra situación funesta en ese mismo aeropuerto con Daniel A.). Por si fuera poco, si justo al despegar del aeropuerto de la capital portuguesa rumbo a Frankfurt un duende me hubiese revelado que no volvería a ver a mi padre nunca más, porque moriría meses más tarde, me habría derrumbado. Porque quién aguanta una refriega con un desconocido seguida de una noticia tan trágica?

Vayamos unas horas atrás. Aeropuerto de Sevilla, cinco y pico de la mañana. Los pasajeros del vuelo a Lisboa ascienden por una escalerilla en una pista de aterrizaje cubierta por un cielo negro y frío. Siempre me puso nervioso estar despierto a unas horas en las que, en condiciones normales, debería estar durmiendo. Pero aquella madrugada estaba más nervioso aún por lo inquietante de las noticias sobre ese raro coronavirus que se introducía poco a poco en España. Y, además, la noche anterior me había despedido de mi padre con un ''me ha encantado verte'', plenamente consciente de que siempre podría ser la última vez, como dos días antes le había comentado a mi amigo José Carlos.

Cuando llegamos a Lisboa, el instinto precavido de frequent flyer que tengo después de haber perdido un vuelo en Estambul algo más de un año atrás y otro en Londres un lustro antes me lleva a levantarme rápidamente de mi asiento y dirigirme a la parte trasera del avión. Mi vuelo de conexión a Frankfurt partía una hora después, lo cual es tiempo suficiente en cualquier aeropueto europeo sobre todo cuando dicho vuelo de conexión es con la misma compañía. Pero el instinto que me había ya fallado en los últimos años me llevó a incomodarme en un aeropuerto que, pese a la cercanía a Sevilla, no es de los más frecuentados por mí. 

Al pedir paso a los demás pasajeros que se habían puesto de pie, un hombre mayor y con mi misma estatura, con un acento que en aquel momento creí finlandés pero que con el tiempo considero que podría haber sido holandés o sueco, dijo en inglés, refiriéndose a mí, ''Dadle un autobús privado a este tipo''. El comentario me molestó enormemente, porque, con los más de 1000 vuelos que habré cogido en mi vida, me tengo por un viajero que con gran orgullo suele esperar detenidamente en su asiento hasta que todos hayan salido, para poder salir con calma después. Si me puedo permitir la calma, claro.  Ese día no.

Le contesté que tenía prisa por un vuelo de conexión, pero me ignoró, como suelen hacer los cobardes que lanzan la piedra -o el comentario pétreo- y esconden la mano o la boca después. Al salir del avión, vi que el primer autobús había partido ya, y eso me enojó, porque confirmó las sospechas que reforzaban mis prisas. Al subir, uno de los primeros, al segundo autobús, contemplé como el pasajero nórdico subía también en ese momento y se ponía muy cerca de mí, haciendo bromas con su hijo, que era blanco pero con pelo muy moreno, sobre ''lo rápido que habían llegado ya a la terminal''. Es decir, seguían regocijándose con la idea de que querer salir rápido de un avión no ayuda si lo que tienes que hacer primero es coger un autobús. Mi cerebro respondió rápido para espetar un sonoro ''estoy en el segundo autobús!'', que luego repetí: ''I am in the second bus!''. Eso cerró el pico al hombre, y estoy seguro de que él mismo se dio cuenta de su error, si bien el orgullo europeo impida una rectificación en ese tipo de situaciones altaneras.

En esta noche de agosto de 2023 me da por pensar qué habría hecho mi padre en una situación así. Una vez, contándole a mi padre una situación en que me habían humillado de una manera parecida, me respondió que él no tenía tantos problemas así porque siempre había sido ''muy grande y alto, así que intimidaba más'' a los desconocidos. Estoy seguro de que tenía razón, y de que puede ser un buen motivo por el cual mi padre no haya hablado nunca de desconocidos que hirieran su orgullo. Pero de la misma manera estoy convencido de que mi padre tenía otra fuerza que no era física, sino mental. Ese mismo cerebro que estuvo enfermo los dos últimos años de su vida le había llevado por este valle de lágrimas a la convicción de que solo por las grandes cuestiones de la vida, como la política, por ejemplo, merecía la pena cabrearse. 

Y ni siquiera eso durante su Alzheimer. En aquellos tiempos, bastaba hablar de política y él se levantaba de la silla pacíficamente con gesto de aburrimiento, para desaparecer sigilosamente de un problema que también se había convertido en superficial para él.

sábado, 29 de julio de 2023

De vueltas con el andalucismo

 Un día antes de las elecciones generales, un viejo amigo de Sevilla, antiguamente de izquierdas y ahora votante en blanco, me dijo que volvería a votar a un partido si fuera un partido verdaderamente andalucista. Para defender, dice, los intereses de Andalucía de verdad.

Hoy mismo, en Twitter, un usuario con varios miles de seguidores hablaba de la misma tesis, y mi querido primo Alfonsito, que es un conocido equidistante del que, por otra parte, no conocía su cara andalucista, le ha dado a like, aprobando la propuesta.

Parece obvio que Pedro Sánchez ha conseguido que algunos ciudadanos despistados entiendan que las investiduras del bien entrado siglo XXI van a depender de los partidos provinciales, se llamen estos regionalistas -como los cántabros o Teruel existe en 2019- o nacionalistas tirando a prófugos -como Bildu y Puigdemont. 

Y así se lo decía yo a mi viejo amigo: ''prefiero un país unido a que 15 autonomías intenten imitar a sociedades catetas como las de País Vasco y Cataluña''. O es que ustedes han oído hablar de algún país en el top 10 con gobiernos apoyados en partidos regionales? Partido Nacionalista de Dakota del Norte? Liga Regionalista de Laponia? Esquerra Republicana de Hokkaido? No. Todos los países avanzados del mundo se apoyan en partidos sólidos a nivel nacional.

Si se quiere una Andalucía fuerte, habrá que votar concentrados en las elecciones andaluzas. La última vez que Andalucía tuvo un partido político nacionalista fue con el Partido Andalucista, que se fue desintegrando a medida que se acercaba a un PSOE mucho más andalucista y cleptómano. Que Moreno Bonilla haya nacido en Barcelona, Griñán en Madrid o Chaves en Ceuta no los convierte en poco andaluces. 

Del mismo modo, que Andalucía mande diputados a Madrid por medio del voto de los andaluces no significa que se sienten en la Carrera de San Jerónimo a dar la brasa a los demás sobre Andalucía todos los días.

Hace falta una barrera del 5% para entrar en el Parlamento, como ya hace Alemania.

lunes, 24 de julio de 2023

Ronda de elefantes

 Conversación imaginaria con Kurt, el amigo alemán que nunca tuve.

Kurt: Estarás contento, no, Rafa? el PP de Feijóo es el partido más votado.

Rafa: Sí, pero no va a poder gobernar.

Kurt: Cómo?

Rafa: No le dan los escaños. Hubo un tiempo en que España era como Alemania, y se dejaba gobernar a aquél partido que más había crecido, a pesar de que la alternativa también habría sumado. En 1996, Aznar ganó las elecciones, pero el PSOE de González podría haber formado un nuevo gobierno con CiU e IU. Fíjate, un gobierno con apoyo de tres partidos, y no siete como harían falta ahora.

Kurt: Y cómo se ha dado ese cambio? Quiero decir... el PP ha ganado 47 escaños, y el PSOE sólo dos.

Rafa: Porque tenemos a Pedro Sánchez como líder del PSOE. Probablemente el animal político más hábil y ambicioso de toda la Historia de España. Aunque eso implique que esté dispuesto a pactar con cualquiera con tal de seguir en el machito.

Kurt: Bueno, pero tendrá que declarar con quién quiere gobernar en la Ronda de Elefantes, no?

Rafa: La ronda de qué?

Kurt: Ah, no teneis esto en España? La Elefantenrunde de Alemania consiste en un programa de debate político, la noche en que se dan los resultados electorales, en la que todos los cabezas de lista de las elecciones comparecen y aclaran las posiciones de cada partido, para que la ciudadanía sepa quién va a gobernar en las siguientes semanas.

Rafa: No. España no es un país normal. No hay ronda de elefantes, y ayer celebraron todos los partidos, como si hubieran ganado todos.

Kurt: Pero si el PSOE ha perdido y es segundo, con 16 escaños de diferencia con el primero, mucho más que la diferencia de 1996!

Rafa: Ya, pero como te decía al principio, los números sí le dan a Sánchez con los demás partidos.

Kurt: Pero cómo han entrado en el parlamento los demás partidos como BNG, ERC o Bildu? Es que no tenéis la 5% Hürde que tenemos en Alemania?

Rafa: No, no tenemos la barrera del 5%.

Kurt: Sois Weimar! tendréis algún artículo en la Constitución española al menos, como el artículo 21 de la alemana, que prohiba los partidos políticos que amenacen la existencia de vuestro país, no?

Rafa: No, no. De hecho, la Constitución española favorece y blinda la posibilidad de expansión del autonomismo.

Kurt: Estáis en una situación más difícil de lo que pensaba.

Rafa: Así es, pero es el país en el que me ha tocado nacer y criarme.

miércoles, 19 de julio de 2023

La prensa provincial alemana y los censores autocensura

 Esta semana hay elecciones en España y ya me han escrito dos clientes alemanes con textos de periódicos que comentan la actualidad hispana. Lo hacen porque saben que me gusta trabajar con ellos leyendo la prensa y comentando la política mundial. 

Hoy mismo, una de estos clientes me ha pasado un recorte del Heilbronner Stimme -la voz de Heilbronn, cabecera de referencia regional del que es el distrito o provincia más rica de toda Alemania. La prensa regional alemana es la favorita en el país de Lutero, al contrario de lo que suele pasar en España, donde triunfan periódicos de tirada nacional con suplementos locales de pocas páginas. El problema de la prensa provincial alemana es que, sin excepción alguna, da un tratamiento progre y tergiversado y climatista (me acabo de inventar el término, pero suena bien) a la información nacional e internacional. 

Esta clienta, como digo, me ha pasado un recorte del Stimme en el que se advierte de la posibilidad de Pedro Sánchez de perder las elecciones. Y todo ello, citando el texto, pese al buen rumbo de la economía, que va ''wie geschmiert'' (como huntada, parafraseando mal al ''como una moto'' de Sánchez). El periodista se esmera en relatar al lector desprevenido que España tiene ''la inflación más baja de toda la Eurozona''.

Nada de la suelta de violadores, del caso del tito Berni, de los líos con Marruecos, de la mentira de los peajes o de los pactos con sediciosos y proetarras. Esto, a un periódico provincial alemán, no le interesa lo más mínimo, porque va contra sus genes socialdemócratas propensionistas.

El Stimme entrevistó una vez al fundador de un grupo de Facebook, ''Du bist aus Heilbronn wenn (unzensiert)'' (eres de Heilbronn si -no censurado-). En la entrevista se hacía hincapié en el carácter liberal y anticensor del fundador de la página, Dennis Decker. Al preguntársele por qué le pareció importante crear un grupo sin censura, Decker respondió que una vez accedió a otro grupo de Heilbronn en Facebook preguntando si ''alguien conocía a un peluquero que trabajara de forma privada'' (en alemán, decir trabajar privado es un eufemismo para trabajar en negro) y le borraron el comentario rápidamente, algo que dejó al pobre Decker desolado.

Eso llevó al heilbronnés a crear su propia página, en la que, según admitía en la entrevista, sí tuvieron que ''echar a algunos primeros miembros, por su pensamiento de derechas''. El censor anticensura. Qué es el pensamiento de derechas y, sobre todo, quién es el juez para determinar el límite entre un pensamiento de derechas y una leve discordancia con el mainstream verde y progre? aparentemente, el juez es Dennis Decker, al menos en su grupo.

 Huelga decir que el entrevistador del Stimme, Christoph Donauer, no cuestionó la hipocresía del entrevistado. En la burbuja progre y climatista en que vive Alemania, la burbuja provincial te da el azúcar informativo que quieres.

lunes, 17 de julio de 2023

La ley del embudo de Kübra Gümüsay

 Kübra Gümüsay es la versión germano-islámica del Follonero. Periodista feminista, silenciosa con la ilegalidad de políticos como Erdogan y, eso sí, muy crítica y sectaria hacia símbolos de la legalidad de la sociedad alemana, como por ejemplo la policía.

Confieso que no veo la televisión alemana, por lo que, pese a mis 10 años viviendo aquí, no habia oído hablar de la muy televisiva señora Gümüsay hasta 2022, cuando unos colegas progres de trabajo sopesaron su invitación a un evento académico sobre la democracia. Al final no vino, no sé si por la polémica que surgió en el entorno de uno de nuestros socios (en un e-mail, una colaboradora nuestra acusaba a Gümüsay de demasiado cercana al régimen turco) o porque en televisión, la periodista turcoalemana cobra más que en eventos de menor alcance.

El caso es que una vez entrevistaron a Gümüsay en Der Spiegel, la revista de referencia de la izquierda alemana, y la periodista turcoalemana demostró manejar la ley del embudo con una perfección similar a la de Jordi Évole. Fue cuando le pidieron un ejemplo de su afirmación de que el debate es necesario en una democracia siempre que sea ''objetivo''. Gümüsay respondió:

''Para mucha gente, la policía simboliza seguridad y confianza. Pero aquellos que tienen miedo de violencia racial de policí@s (en alemán, la revista declinó el sustantivo policía y otros en femenino a petición de Gümüsay) también son muchos. Ambas perspectivas son justas y reales. Pero mientras aquellos que se creen seguros no reconozcan la inseguridad de los otros, nos atascamos con la pregunta: cómo debería funcionar la policía de manera ideal en nuestra sociedad? y cómo funciona realmente? En vez de eso, gastamos energía en nuestras discusiones de si de verdadhay racismo en la policía. Creamos debates que no consideran el amplio espectro de las perspectivas''.

En esta respuesta, Kübra Gümüsay presupone varias realidades. Para empezar, está equiparando dos grupos de gente en cantidades iguales, como quien divide una ciudad de Sevilla entre béticos y sevillistas: con su declaración podríamos decir que en Alemania hay, pongamos, unos 40 millones de habitantes con respeto y confianza hacia la policía y otros 40 millones con miedo a la violencia racista de las fuerzas del orden. Seguramente, si Gümüsay leyera esto que estoy transcribiendo, lo rechazaría. Pero es exactamente así como lo ha descrito ella, solo que sin dar números exactos.

Luego presupone Gümüsay, por supuesto, que hay un problema de racismo en la policía alemana. Un problema, supone el lector, mucho más grave que el racismo que pueda existir en escuelas, taxis, cines o estaciones de bomberos. Lo cierto es que, si les digo la verdad, he visto en 10 años viviendo en Alemania muchos más policías (en periódicos, televisión o controles de seguridad del aeropuerto de Frankfurt) con rasgos asiáticos, negros o turcos que ataques o comentarios racistas a ciudadanos normales por parte de policías en directo (nunca) o en los medios (en muy pocos casos, por no decir raramente).

El último gran elemento que presupone Gümüsay es que existe un problema con los ciudadanos que creemos en la policía alemana si no reconocemos el supuesto problema racista (y aparentemente extendido) de la policía. Esto es una ley del embudo como la copa de un pino, que básicamente viene a decir que si no creemos los dos supuestos descritos anteriormente, es que somos tan racistas como la policía racista.

Decía al principio que ésta era la versión germano-islámica del Follonero, pero hay que agradecer que aún le hagan las entrevistas a ella y no que ella sea la encargada de hacerlas.

sábado, 8 de julio de 2023

Hasta siempre, Carlos Alberto Montaner

 Carlos Alberto Montaner es una de esas personas serias que se van sin que nadie se entere, porque no merecen mucha repercusión en los medios de hoy en día. También es verdad que padecía de una enfermedad mental y, en la sociedad actual, los que olvidan antes son los que tienen memoria y un cerebro sano.

El caso es que el Montaner era bien conocido en el mundo hispano, aunque yo no lo conocía cuando entré en su casa de Madrid en 2009. Me había enviado Javier Algarra, director de Informativos de Intereconomia, porque no le parecía bien que trajera un reportaje de Cuba (50 años revuelta) sin ninguna entrevista. Cuando Montaner abrió la puerta de su casa, demostró ser un hombre frío, pero educado y con una manera de hablar que recordaba a un militar. Yo estaba hipnotizado al oir ese deje cubano rodeado de estanterías y muebles caros en un piso cerca del Retiro, cuando pocas semanas antes, durante mi viaje de 20 días en Cuba, había interiorizado que el acento caribeño iba emparejado a la pobreza.

De la pobreza y de la desesperanza habló Montaner como si no hubiera una cámara detrás de mí. Se notaba cómo se le rasgaba la voz de pena con cada palabra que salía de su boca. Por eso, cuando el otro día murió, me dio una doble pena. La pena de la muerta de un defensor de los derechos humanos, crítico con el socialismo en general y con el régimen cubano en particular. Pero también la pena de una persona que era seria  y con críticas apenadas, aceradas e impotentes, como las de mi padre.

Sin embargo, son estas personas las que me reafirman en mis valores y las que me dan valentía para recoger su testigo. La lucha por la libertad sigue.

viernes, 7 de julio de 2023

Gabriel Rufián, tonto a la fuga

 Gabriel Rufián es ese diputado tonto que hace años, en una comparecencia del Congreso, dijo 'treceavo' cuando debería haber dicho 'decimotercero'. Por suerte, una Esperanza Aguirre siempre espléndida le corrigió con tono de abuela tocapelotas, y el catalán hijo de andaluces, sin levantar la mirada, respondió con un 'bueno', como ese hijo o nieto que juega a la play y al que le tiran de las orejas brevemente.

Si la izquierda española tuviera el mismo celo corrector con los nacionalistas o progresistas que con la derecha cup of café con leche, que por cierto fue muy criticado a Ana Botella pese a que Café au lait se ve en menús de muchos países extranjeros no francófonos, a Rufián lo conocerían hoy como el diputado treceavo. Pero todos se han olvidado ya. No pasa nada, porque cada semana suelta una burrada que demuestra su incapacidad no ya para sentarse en el Congreso, sino para sacarse un graduado en cinco años.

Esta semana ha dicho que 'fugado' no es un adjetivo correcto para Puigdemont, porque fugado implica estar escondido, cuando en realidad todos saben dónde vive el expresidente delincuente. Sin embargo, cuando Juan Ramón Jiménez hablaba de la fugacidad de la vida, no se refería a que la vida se nos escondiera, sino que se nos va, y además más rápido de lo que creemos. También en alemán, en concreto el diario NZZ de Zürich, se escribió una vez sobre la 'Flüchtigkeit des Lebens', o sea la fugacidad de la vida, para referirse a la pandemia del coronavirus que nos recordó a todos la proximidad de la muerte como fenómeno individual y colectivo.

Por cierto: al igual que los términos fugaz y refugiado están relacionados, también lo están en alemán Flüchtling y flüchten. Los refugiados no están a la fuga por esconderse (algunos sí necesitan esconderse, pero no todos), sino porque se van. Como el gas que se va de la tubería por una fuga... de gas.

No son honestos, pero es que tampoco están bien formados.

domingo, 11 de junio de 2023

Carne de retinto en Barbate

Un amigo mío se niega a utilizar las recensiones de Google ''porque no les quiero hacer el trabajo gratis''. Tiene toda la razón, los que opinamos sobre sitios o experiencias estamos ofreciendo a Google datos por partida doble: por un lado lo que nos interesa, y por otro información para otros interesados. Hace realidad aquella frase legendaria de que, si es gratis, 'tú eres el producto'.

Sin embargo, a mí ser producto de Google me sale a devolver. Estoy encantado. Necesito Google en mi vida. No solo el buscador, que usa todo el mundo, incluido mi amigo, sino también Maps y, sobre todo, las recensiones. Qué sería yo sin las recensiones! y qué poquito caso les hago a las recensiones a veces!

Esta semana quería comprar carne de retinto en una carnicería de Barbate. No voy nunca a la carnicería, mi experiencia es nula. Así que consulté las recensiones de las tres o cuatro carnicerías que hay en Barbate. Después de todo, ya el año pasado un magrebí me llamó 'cabrón' en Zahara de los Atunes por comprar una sombrilla en la competencia tras haber rechazado comprarla en su tienda. Me llevé las manos a la cabeza cuando vi, a posteriori y a mi pesar, sus valoraciones en Google (ahora la tienda la lleva su hijo, creo que se jubiló cuando vio la recensión que yo le dejé).

El caso es que la carnicería con mejor valoración de Barbate es Curro, que recomiendo vivamente. Dos filetes de carne de retinto grandes y sin hueso salieron a 30€. Casi regalado. Cinco días más tarde, me apetecía comer otra vez la misma carne, pero quise probar otra carnicería con una valoración no mala pero sí considerablemente peor que la de Curro. Fui a la Baessipo, donde me esperaba un carnicero con cara de enterrador y sin ganas de trabajar al que tuve que repetir dos veces lo que quería porque no escuchaba atentamente. Trajo de la cocina una pieza de retinto enorme y sacó un filete de dimensiones superiores a los dos filetes de la semana pasada, pero con mucho hueso. Cuando pesó el filete, me pidió 38€. Como mi experiencia en carnicería es, como dije al principio, inexistente, no me atreví a protestar o a pedirle que le quitara el hueso.

Sin embargo, la lección la aprendí bien ese día: no experimentes, Rafa, haz y ve adonde diga Google. Las recensiones no mienten!

miércoles, 24 de mayo de 2023

La reconquista reaprendida

 Desde que a finales de 2019 me traje la colección de Historia de España del periódico El Mundo de casa de mi padre a Alemania, he estado leyéndola, en paralelo a la Nueva Historia de España de Pío Moa y la Historia de Sevilla de José María de Mena. Ahora que estoy a punto de terminar el largo episodio de la Reconquista, no llego a entender cómo se nos explicó tan mal en el colegio y cómo el tema ni siquiera se tocó en la Universidad, pues en la Licenciatura de Periodismo solo se estudiaba la Historia de España a partir del siglo XIX.

Recuerdo muy bien la explicación de la Reconquista que se nos dio en el colegio: los godos vinieron a socorrer a los romanos (no es del todo cierto: invadieron directamente la península) y estos fueron invadidos a su vez por musulmanes, quienes se quedaron en el país hasta 1492, heroicamente combatidos por los cristianos.

Lo cierto es que la historia es mucho más complicada, y muchos de los entresijos recuerdan a la España de hoy. Casi medio milenio después no hemos cambiado mucho. Aquí dejo algunas razones:

1) ''Por qué no soy rey yo?'' me preguntaba un amigo republicano siendo yo un adolescente ignorante sin la respuesta apropiada. Hoy la sé: el título de Rey se hereda y los reyes se lo ganaron a pulso o perdiendo éste, pues la mayoría de las veces iban a la vanguardia de las tropas y morían en su intento de ganar territorio. Los duques, marqueses y condes de hoy en día son los descendientes de los generales y grandes militares de aquella época.

2) Castilla pasó de ser un simple condado a un reino, independizándose de León. Al estilo de 'León ens roba', los castellanos eran los hispanos que más cerca se encontraban de la frontera calentita con la España islámica, por lo que tenían otras inquietudes -básicamente, luchar- que los acomodados leoneses, que, cuando dejaron de tener ataques continuos del invasor musulmán, se dedicaron a la arquitectura, la expansión de las ciudades y la religión, y no a las artes marciales.

3) Con Aragón pasó tres cuartos de lo mismo. Siendo tan solo un condado más del Reino de Navarra, se convirtió en reino propio, por designación de Sancho III el Mayor (Rey de Navarra), que tuvo a un hijo, Fernando, como primer rey de Castilla, y a otro hijo, Ramiro, como primer Rey de Aragón. Para cuando hoy en día un fanático de Bildu, el PNV o Podemos le diga que Navarra o País Vasco tienen que independizarse, recuérdeles que España nace en gran medida en Navarra.

Puede que la Reconquista del siglo XXI acabe de empezar, y sea la de las mentes de nuestros jóvenes. Ojalá! 

domingo, 21 de mayo de 2023

Michael Jäger y Julia Hertäg en Sudáfrica

 Cualquiera que haya recorrido Sudáfrica, especialmente en coche de alquiler, conoce la escena: llega a una gasolinera y en cada surtidor le esperan tres o cuatro empleados negros preparados para servirle -a cambio de una propina al final, por supuesto. Lo mismo ocurre en muchos restaurantes: puede que el dueño sea blanco (en general, lo es), pero no es atípico ver a varios camareros negros ociosos en una esquina, decidiendo a quién le toca servir en una mesa.

Esta realidad se fundamenta en las medidas de ''affirmative action'', o discriminación positiva tal como se conoce en el mundo anglosajón, que buscan arreglar las injusticias históricas contra las minorías de un país. Aunque hay que apuntar aquí que en Sudáfrica los negros no fueron nunca una minoría. En el caso del Apartheid, fue una minoría blanca precisamente la que reprimió a una abrumadora mayoría negra. Detrás de la Broad Based Black Economic Empowerment Act 53 del año 2003 se busca promover la contratación de colectivos 'históricamente' marginados (pese a que el Apartheid acabó hace 30 años) con la recompensa a los negocios que participen. Aquellas empresas que contraten a población negra, incluso si es más de la que necesitan -y suele ser más- ganan puntos para las solicitudes de colaboración con la administración pública en forma de contratos gubernamentales. Esto, evidentemente, fomenta el canibalismo estatal, convirtiendo a Sudáfrica en imitadora colectivista de España, donde esta semana se presentaron 20.000 opositores a un examen para 500 plazas de Correos. Pero esto es para una historia aparte. El caso es que el propio presidente Ramaphosa consideró públicamente en 2021 la reforma de este sistema de discriminación positiva por puntos.

En los últimos años, medios e intelectuales de derechas han solido criticar a la izquierda mundial por olvidar la lucha de clases y sumergirse en debates innecesarios y ridículos en torno al identitarismo. Sin embargo, en un artículo de 2021 del semanario comunista alemán Der Freitag, Michael Jäger afirmaba que ya el programa del Partido Socialdemócrata alemán pedía en 1891 combatir ''no sólo la explotación y represión de los trabajadores, sino cualquier tipo de explotación y represión, sea esta contra una clase, un partido, un sexo o una raza''. La verdad es que no conocía yo esta premisa y tampoco la voy a poner en entredicho. Digamos que confío en el señor Jäger. Y admito que la cita ha supuesto para mí una revelación.

El problema fundamental es que la izquierda, desde la caída del muro de Berlín y el fracaso de sus propuestas económicas, ha 'eyectado' su faceta económica y material, por lo que se agarra cada vez más fuertemente a su vertiente identitaria. El mismo Der Freitag cita en el mismo número de abril de 2021 al exvicecanciller socialdemócrata Sigmar Gabriel (2013-2017), cuando en 2020 dijo que su partido ''encuentra hoy la política identitaria para las minorías más importante que la material, social y cultural de sus seguidores clásicos''. Un ejemplo palmario de esta tendencia, más clara aún en la extrema izquierda, fue una recensión de Julia Hertäg también en este número de Der Freitag en la que comentaba que ''un blanco fue director de Nothing But a Man, una película que contaba la vida de afroamericanos'', para continuar diciendo que ''esto en 1964 no era un problema'', es decir, asegurando indirectamente que hoy es o al menos deberíamos considerarlo como un problema.

En el segundo párrafo de ese artículo de Hertäg, Das Leben mit anderen (La vida con otros), leemos a la autora revelando que el director de la película en realidad era judío, y no cualquier judío, sino un huído del Holocausto. Ver para creer! El identitarismo de la ultraizquierda, en 2021, ha conseguido fusionar al blanco caucásico con el judío. Y se niega a ambos (aunque son, aparentemente, lo mismo) rodar películas sobre negros.

Lo cual nos devuelve al tema de Sudáfrica. Único país del mundo con una política de discriminación positiva para una 'minoría' que en realidad resulta ser el grupo racial claramente dominante. Y esto sólo puede denunciarlo alguien como Ramaphosa, porque si a un blanco se le ocurre no ya ganar las elecciones sino presentarse como candidato o rodar una película sobre política y economía en Sudáfrica, más vale que no hable demasiado.

miércoles, 17 de mayo de 2023

La vacuna de Charlotte Simmons

 Estoy arrastrando de mala manera la lectura de La Catedral del Mar y me da vergüenza decirlo, porque es un bestseller y sé que le gustó a mucha gente, aunque precisamente por eso mismo deba decirlo: me parece un bodrio; y me da vergüenza admitir que, en mi fiebre por adquirir libros de segunda mano a buen precio, compré la continuación, Los herederos de la Tierra, sin haberme acabado el primero.

Yo hace bastantes años, tendría entonces 15 o 16 años, era un enamorado de la novela histórica. El primer libro que me encandiló de verdad fue El médico, de Noah Gordon, pero ni siquiera entonces pude acabarlo. Me faltaba aun dar con los profesores de carrera y con aquel artículo de Pedro J. Ramírez que mi padre me enseñó en su oficina para interesarme de verdad por la lectura. Para cuando esta inculcación por leer tuvo su efecto, casi solo me interesaban los libros de ensayo o las novelas realistas.

Porque ése es el problema de las novelas históricas: que no son realistas. Hay personajes muy buenos (el judío) y personajes muy malos (Torquemada, en El Médico). En La Catedral del Mar pasa lo mismo, solo que es peor, porque hay mucha menos aventura y suspense que en El Médico

Curiosamente, no descubrí la novela realista con uno de los nuestros, Galdós (aunque hace pocos meses me terminé su primer episodio, Trafalgar), sino con el estadounidense Tom Wolfe. Fue con su novela Soy Charlotte Simmons, estando yo en segundo o tercero de carrera, que es la época perfecta para leer este tocho. No se considera a Wolfe en los círculos literarios como un escritor realista, sino como un modelo del New Journalism, cuya traducción al español bien podría acercarse al realismo. Este estilo de escritura permite crear una novela hecha no por un novelista, sino al estilo de un columnista. Por ello, Soy Charlotte Simmons, obra en la que todos los personajes, incluida la protagonista que da nombre al libro, muestran constantemente sus vicios y defectos, es para mí una vacuna antibestellers. Fue leer el libro de Wolfe y ya no hay apenas novelas que me interesen. Lo siento mucho, Falcones.

Hay pocas excepciones, como los libros de John Grisham. Ello se debe sin duda a que en las novelas policíacas y de suspense siempre hay algo de realismo, y los protagonistas de Grisham también se impregnan a menudo de imperfecciones y vicios. Reflejan muy bien la miseria y preocupación cotidianas del lector.

viernes, 12 de mayo de 2023

El federalismo

 Allá por el 2005, teniendo yo 17 años, un profesor de inglés de Canadá con padres ucranianos fue preguntado por la cuestión de Quebec, y respondió que él se consideraba ''un federalista'', enfatizando que para él era importante la unidad de Canadá. Por aquel entonces me chocó su autodefinición, porque federalista me sonaba en aquellos tiempos de Rovira, Maragall y Zapatero exactamente a lo contrario: más independencia, desigualdad y autodeterminación.

La clave de mi error nos la dio, cómo no, unos años más tarde el gran Juan Francisco Fuentes en las clases de Historia de la Complutense. Fuentes matizó que el federalismo podía significar unión o desunión dependiendo de si era centrífugo o centrípeto. En el caso de Canadá o Alemania, por ejemplo, el federalismo suponía unir, a lo largo de los siglos, pequeños trozos de puzzle para crear hoy una nación o unidad política. En el caso de España, el movimiento federalista (empezando por la I República, continuándolo en la II República y hasta hoy en Democracia) supondría el despedezamiento de una unidad política creada oficialmente en 1492, con la conquista de Granada, o incluso antes, en torno a 415, con la fundación de la Hispania visigoda -es decir, podría decirse que el 1492 español, como muy tarde, fue el 1871 alemán, año de la fundación del II Imperio (segundo Reich de Bismarck, el primero fue de Carlomagno y el tercero, de Hitler).

Los alemanes, para referirse al fenómeno que nosotros conocemos en España como ''estado autonómico'', utilizan precisamente el término ''Föderalismus''. En los tiempos del coronavirus, este término ha tenido una connotación más bien negativa. La mala prensa se ha debido sobre todo a la descoordinación entre el gobierno nacional (federal) y los 'países' federados (Bundesländer) en la estrategia de contención del virus. El periodista Martin Knobbe, de la revista progresista Der Spiegel, explicaba que las Oficinas de Sanidad encargadas de registrar las infecciones y hacer un seguimiento de los ciudadanos en cuarentena dependían de las comunas (algo así como diputaciones provinciales), lo que dificultaba una unidad de acción de la política alemana.

Knobbe, sin embargo, hacía una defensa general del federalismo en su artículo. La descoordinación durante el coronavirus, para él, sería comparable a la avería de un coche que es, aun así, un coche de calidad. Lo interesante son sus dos ejemplos para defender la legitimidad del federalismo. Primero menciona un viaje de Montesquieu a la admirada 'República federativa de Alemania' en 1728. Pero qué francés no admiraría un poco de variedad en leyes, derechos, deberes y libertades, viniendo de un estado que, antes que centralista, era absolutista? En 1728, después de todo, Alemania ni existía, sino más bien el Sacro Imperio Romano Germánico, un conjunto de países por federar. Lo que Montesquieu estaba visitando, en definitiva, era un conjunto de principados y republiquitas comerciales muy chiquitas como para hacer daño.

El segundo ejemplo era el de los fundadores de la República Federal actual, quienes en 1948, por orden de Estados Unidos, se habrían dado una constitución muy federal para quitarle poder al gobierno nacional y así evitar futuras dictaduras al estilo del III Reich. Puede que la idea fuera esa, no soy yo nadie para discutirla, pero sería de una ignorancia destacable negar que la paz que vivimos (Ucrania no es UE ni OTAN) y la luz y taquígrafos a las democracias europeas actuales no vienen de un sistema o modelo de gobierno determinado, sino de la existencia de la Unión Europea y la OTAN, cuyos inicios se establecen poco después de ese año fundador de 1948.

Decir que un modelo federalista protege al ciudadano de dictaduras nacionales es ignorar que todas las leyes y decretos regionales en Alemania han estado basados en la Ley Nacional de Protección ante Infecciones (Infektionsschutzgesetz). Y quién es el último bastión que defendería a los alemanes de una hipotética futura Ley Nacional de Limpieza de la Raza? correcto: no serían las regiones de Sajonia o Sarre, sino la Unión Europea.

jueves, 11 de mayo de 2023

Las siete décadas del CSU en Baviera

 De los 16 estados alemanes (Länder), son tres los que tiran del carro: Baden-Württemberg (de donde son marcas como Porsche, Mercedes, Lidl o Bosch), Hesse (con la capital financiera europea Frankfurt) y Baviera (BMW, Audi, Oktoberfest o el castillo de Neuschwanstein). Cuando digo que tiran del carro me refiero a que en la financiación interestatal, son los tres únicos estados con contribución neta al resto de la república, y es así desde hace mucho tiempo.

Tiene que venir un andaluz a Alemania, aliviado por el cambio de gobierno en su tierra hace cinco años -que si bien, para muchas cosas, no se ha atrevido a reformas algunos asuntos, en general está demostrando más honradez y eficacia en el gobierno que las administraciones socialistas- para descubrir los problemas del primer mundo de muchos alemanes. Me refiero a esos alemanes progres como Dieter Otremba, un lector del diario progresista Süddeutsche Zeitung que, a raíz de los escándalos de mascarillas y conexiones con Azerbayán de diputados nacionales (!) del partido bávaro CSU, escribió una carta al director en abril de 2021 que más bien parecía un poema, titulándola (Schwarzes Amigo-Land) ''país negro de amigos''. Negro, en alemán, es un sinónimo de 'conservador', por los colores del principal partido de la derecha en el país, mientras que amigo fue escrito tal cual, en español: para el progresista centroeuropeo, muy nacionalista él en realidad, lo hispano es un sinónimo de desorden y tiranía. Y aunque en toda la carta no haya una sola mención a los Castro (única estirpe que supera en tiempo de gobierno en un país de Latinoamérica al CSU en Baviera), se nota la intención de comparar a los gobiernos populistas sudamericanos con el partido que ha gobernado el país blanquiazul de manera ininterrumpida desde los años cincuenta: el CSU, dirigido hoy por Markus Söder.

 Qué puedo contarles del político Söder, presidente de Baviera y ambicioso candidato futuro a la cancillería de Alemania? Para mí, Söder es el político más parecido a Pedro Sánchez en toda Alemania. Cuando en 2017 sacó mayoría relativa y tuvo que coaligarse para gobernar con los 'Votantes Libres' (partido al alza en Alemania), Söder le vio las orejas al lobo y se hizo ecologista porque veía que el siguiente partido al alza en su tierra no eran los antaño fuertes socialdemócratas, sino los Verdes. Durante la pandemia, Söder fue el cuñado que nos recordaba a los ciudadanos alemanes cada noche la importancia de prescindir de vida social, de reapertura de escuelas o la posibilidad de viajar. Hace un mes, con la desconexión total de las centrales europeas en el pais, Söder, oliendo el ascenso del CDU a nivel nacional y el buen mantenimiento de los liberales del FDP en las encuestas, fue el primero en declarar en televisión que el abandono de la energía nuclear es un error. Söder es, en definitiva, un oportunista ambicioso. Un político sin convicciones del que poco puede esperarse.

Sin embargo, y esto puedo decirlo tras haber vivido un año en Baviera, el cambio por el cambio es absurdo, y los votantes de esta región no son imbéciles. Si bien los lectores como el Sr. Otremba nos dicen que hay estados que no han visto otro gobierno en muchas décadas, también es cierto que hay votantes que no han visto otros países en esos mismos años. Porque comparar Baviera con dictaduras bananeras con motivo del enriquecimiento de algunos políticos en Berlín es de un cinismo considerable. Si Otremba conociera el caso de Andalucía, la comunidad más fértil de España, con el mayor número de olivares de todo el Mundo, con costa, con montaña y estaciones es esquí, con un patrimonio cultural que nada tiene que envidiar a Italia, y con un puerto como el de Algeciras y una capital económica como Málaga, no podría creer que, tras 40 años de PSOE, acabara entre las últimas tres de España. 

Al progre centroeuropeo siempre le queda el comodín del catolicismo como razón última del atraso del Sur de Europa. Pero resulta que Baviera es también católica. Y te meten una multa de 10 euros si te ven cruzando un semáforo en rojo a pie por la noche.

sábado, 22 de abril de 2023

La muerte, según Escohotado

 He topado con un vídeo muy interesante del hijo de Antonio Escohotado, que explica que su padre entendía la muerte como 'dormir sin soñar'. Mi reflexión, entre los comentarios del vídeo, es la siguiente:

Muy interesante, lo he llegado a pensar yo también. Agrego que eso del 'karma' o reencarnarse en un animal u otra persona no existe (la prueba está en que ninguno de nosotros dice 'yo en mi vida previa fui gorrión'); eso sí: cada nuevo ser humano o animal necesita un alma (Soul: grandiosa película de Disney), y es una que previamente no existía. O sea, que aquí sí creo en una 'encarnación', no una 'reencarnación', por la que nuevos seres surgen de la nada.... y al ser esta nada la misma nada que nos espera, según Escohotado, tras la muerte, es posible que tengamos la clave para saber que después de la muerte haya una nada ''con sorpresas''.

domingo, 16 de abril de 2023

Cómo funciona la desinformación periodística sobre grandes empresas

 Para la desinformación empresarial son importantes determinados ingredientes como la mala fe o la envidia, pero el más importante de todos es el condimento manipulativo que lleve a pensar a la gente que la iniciativa privada siempre es egoísta y mala para la sociedad.

Cuando Dior, en manos de Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, compró el exitoso fabricante alemán de sandalias Birkenstock, el periodista Leo Klimm hilvanó algunos hitos de la biografía de Arnault en el periódico progresista Süddeutsche Zeitung y no olvidó mencionar que el empresario francés había comprado el conglomerado Boussac, en bancarrota en 1984, por la cantidad de un simbólico franco (saludos a Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, convencidos de que en este tipo de compras, las deudas de la empresa son los padres), para despedir luego a una plantilla de 15.000 asalariados a los que había prometido mantener su trabajo. 

Klimm buscaba, evidentemente, la ira del lector. Afortunadamente, el lector tiene a su disposición la poderosa herramienta de Internet para descubrir que hoy, Dior -que entonces era una de las muchas empresas que formaban parte de Boussac-, cuenta con una plantilla en todo el Mundo de 175.000 empleados. Solo desde 2015 hasta hoy, esa plantilla ha crecido en más de 50.000 personas.

Pues ahí tienen las fotos del New York Times, con los manifestantes contra la reforma de las pensiones de Macron ocupando con bengalas la sede de LVMH, simbolizando la demanda de que estos conglomerados contribuyan más al sistema de pensiones para que los franceses sigan pudiendo jubilarse a los 62 años hasta, pongamos, el año 2500. 

Ignorantes ellos, que desconocen que, si cada empleado de Dior cotiza unos 2.000 euros anuales -tirando muy por lo bajo- en sus respectivos países, estaríamos hablando de 350 millones de euros anuales yendo a la caja de la seguridad social tan solo gracias a Dior.

sábado, 15 de abril de 2023

La vidorra de corresponsales como Christoph Gurk

 De mayor quiero ser corresponsal de periódico en el extranjero. Lo digo en broma, porque este año voy a cumplir 36 años y además ya tuve la oportunidad de pelear por ello. Y es que el periodismo activo lo abandoné antes incluso de acabar la carrera de Periodismo. Hace 7 años me ofrecieron ser director comercial de El Correo del Golfo en los Emiratos Árabes Unidos, pero el amor de una alemana -y madre hoy de mi adorable hijo- pudo más que mis ganas de trabajar como periodista en Dubai, con un jefe tan interesante como Rafael Unquiles y su fabulosa familia.

Mi padre, ingeniero químico, me llegó a decir un par de veces que le hubiera gustado ser diplomático. Hoy comparto totalmente ese deseo, si bien llego 18 años tarde. Cuando entré en la Universidad no tenía ni una milésima parte del interés que tengo ahora por el Mundo y la política.

Digamos que el periodismo y la política internacional me interesan hoy a partes iguales, si bien de una manera pasiva. Sigo los acontecimientos nacionales e internacionales y reflexiono o escribo sobre ello, aunque sea solo en mi blog.

En este sentido, creo que si hay un trabajo que mezcle el periodismo y la diplomacia a la perfección, ése es el trabajo de los corresponsales extranjeros. Por ello sí que envidio algo a los corresponsales. Hay varias razones.

Los corresponsales, para empezar, son los únicos trabajadores de un grupo mediático prácticamente sin control ni auditoría alguna. Ellos mandan sus artículos a las redacciones centrales, y sus directores, ya suficientemente ocupados y presionados para elaborar la información 'nacional' pertinente, prescinden de un filtrado relevante. La prueba fidedigna de esto que digo es que las páginas internacionales de El País siempre son infinitamente menos sectarias que el resto del periódico: la información sobre Venezuela, por ejemplo, suele ser dura o al menos más objetiva con el régimen que en el caso de la información nacional, y eso, paradójicamente, aunque Podemos tenga su origen en el régimen chavista y aplique el mismo lenguaje y alianzas que las personalidades del ejecutivo venezolano.

Otro ejemplo es el enorme cambio que dio la información de España en el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung con la marcha del corresponsal Leo Wieland, jubilado en 2016, y la recogida del testigo de su sucesor Hans-Christian Rößler. De tratar temas como la corrupción milmillonaria de Andalucía y la de los partidos separatistas (incluido Jordi Pujol), Rößler pasó a monográficos sobre Juan Carlos I y la supuesta mano dura de la derechona de Rajoy contra inocentes raperos como Pablo Hasel que pedían atacar a la Guardia Civil o a un alcalde catalán del PSC.

Pero hay otra razón por la cual los corresponsales pueden presumir de pasárselo muy bien. Y es que tampoco son auditados por la sociedad misma en la que viven. Christoph Gurk, corresponsal del Süddeutsche Zeitung en Sudamérica con residencia en Buenos Aires, puede escribir lo que le plazca, pero escribe en alemán y su publicación, al menos la edición de papel, aparece en Alemania, no en Argentina. En ese sentido podría permitirse algún día, si quisiera, empezar a escribir sobre la relación entre el peronismo y el profundo empobrecimiento de los argentinos en las últimas décadas, y aun así se haría muy pocos enemigos. Por lo menos, contaría con menos resentimiento que periodistas locales como Luis Majul o Jorge Lanata.

Sin embargo, Christoph Gurk no habla de peronismo. Descubrí al periodista alemán con un artículo de enero de 2021 de tres páginas en el SZ, un periódico de formato sábana. El texto trataba de la relación de los argentinos con el dólar americano en momentos de crisis. En ninguna de esas páginas podía encontrarse referencia alguna a Perón, a Kirchner o al presidente en ese momento, Alberto Fernández. Gurk comenzó su artículo citando al expresidente Mauricio Macri y su latiguillo de ''pasaron cosas''. El corresponsal decidió cerrar su artículo con una retórica graciosa al repetir la frase de Macri. Gurk desinforma a los alemanes sobre lo que pasa en Argentina, pero no pasa absolutamente nada.

De nuevo, unas semanas más tarde, Gurk dedicó un artículo a toda página a Mercado Libre, el llamado Amazon de Sudamérica y una de las empresas privadas más grandes de Argentina. Titular del artículo? 'Un gigante demasiado poderoso para muchos'. De nuevo, la intención de Gurk es clara: surfear en la ideología peronista de que lo privado es perverso, y solo un Estado hiperendeudado con el control de una moneda en hiperinflación puede contribuir a que las cosas mejoren, aunque lo contrario haya quedado demostrado varias veces en los últimos 60 años. 

Es decir, Christoph Gurk, como Hans-Christian Rößler, es el prototipo de corresponsal que llega a un país para justificar el statu quo a sus compatriotas. Por qué un periódico como el SZ tolera que se escriban tres páginas muy políticas sobre la relación de los argentinos con el dólar sin mencionar a Perón, a Kirchner o al presidente actual? Esto es pura corrupción periodística, pero una que pasa desapercibida por las dos razones que he mencionado antes: el jefe de Gurk probablemente sepa menos que su corresponsal sobre los temas tratados, y Gurk tampoco tendrá interés en enfrentarse a colegas o en perder contactos y oportunidades de entrevistas de fuentes del peronismo -que evidentemente, por la única razón de estar siempre más presente en la vida argentina, es más accesible.

Probablemente, este problema desaparecerá cuando muera la prensa de papel. Y a la gente le seguirá importando todo un pepino (Gurke en español es pepino).

 

miércoles, 12 de abril de 2023

Se va el lobo feroz: descanse en paz, Sánchez Dragó

 Atención, esto no es una hagiografía ñoña! se trata de una pequeña recensión sobre un intelectual que me ha marcado para bien y para mal. 

Conocí a Dragó con 20 años, cuando llegué de estudiante a Madrid y aun no había madurado. Presentaba el Diario de la Noche en Telemadrid. Me fascinaba lo rápido y contundente que hablaba, tan cargado de cultura. Pero lo que más me impresionaba era su estilo provocativo y desdeñoso contra la estupidez. Era en eso clavado a mi padre, aunque Dragó vivía feliz y con ganas de aventura. Era más de gatos, y mi padre de perros.

Dragó fue, junto con Tom Wolfe, uno de mis dos grandes ejemplos en la época universitaria. Admiraba su estilo rebelde y, si bien era un poco ególatra (no lo somos todos un poco?), se le perdonaba por su impecable combate contra las identidades y las ideologías. Esto se veía muy bien en sus camisetas negras con los rótulos ''no soy nadie'' o ''soy Dragó''. Qué mensaje más potente contra la idiotez de declararse socialista, liberalconservador, budista o del Barca!

Hay dos cosas con las que nunca estuve ni estaré de acuerdo con el escritor y su percepción de la realidad. Una es su defensa de la tauromaquia, especialmente con el argumento absurdo de que ''si no se fomentara el espectáculo, se extinguiría el toro de lidia''. Una memez en toda regla, pues nadie torea -o tigrea- con tigres de bengala, y ahí está la humanidad dándolo todo para que no desaparezcan.

El segundo aspecto que me chirrió siempre era su visión crítica de España y los españoles. Después de 10 años en el extranjero, conociendo a gente buena y gente asquerosa en Alemania, ciertos relatos de Dragó -como el de la limpiadora del aeropuerto que pone la escoba para bloquear el acceso a los baños, en su obra ''Si habla mal de España''- pierden todo el sentido. Porque evidentemente, en todos sitios cuecen habas. Aún así, le agradezco enormemente su contribución a ser y hablar a diario luchando contra la corrupción y corrección políticas... mucho más trágica la segunda que la primera. 

Y tendremos que beatificarlo algún día por su frase más famosa: ''Yo no la llamo telebasura, sino telemierda, porque la basura al menos se recicla, y la mierda no''.

sábado, 1 de abril de 2023

Cambiar el mundo en una clase de idiomas

 Cuál es la diferencia entre dar clase a niños y a adultos? Hace un año no conocía la respuesta, porque llevaba más de diez años dando clase exclusivamente a adultos.

Antes de empezar en la escuela primaria, mi miedo era que los niños fueran demasiado salvajes, o que el material no fuera interesante. Lo cierto es que estoy positivamente sorprendido: los niños son muy graciosos, también son más agradecidos que los adultos y no son tan salvajes por la simple razón de que la autoridad del adulto puede amansarlos mejor que a unos adolescentes. En cuanto a los materialies, sí que pueden llegar a ser buenos y entretenidos, incluso para el profesor. Eso sí, lo que sigo echando de menos de las clases a adultos es el componente de 'cambiar el mundo'.

En octubre de 2019, un profesor de inglés famoso en el mundo BESIG (asociación conferenciante de profesores de inglés del ámbito internacional) llegó a la edición de Berlín presumiendo de haber hecho todo el trayecto desde Escocia en tren. Y es que el ecologismo, si no se presume de ello, no es ecologismo ni nada.

Pero resulta que esto no fue una simple presentación. Este profesor no venía a hablar de otra cosa que no fuera la ideología woke y la necesidad de usar las clases de idiomas para extenderla por el mundo. Cáspita, precisamente lo que yo llevaba haciendo años, pero con la ideología opuesta!

En efecto, este profesor abogaba por cambiar el mundo a través de las clases de idiomas. Suena ridículo, pero no lo es en absoluto. En qué otra situación social se da el caso de una persona desconocida abriéndose a aprender un sistema lingüístico -con todas las consecuencias culturales que ello conlleva-, a hablar de lo divino y de lo humano, de lo público y lo privado (porque sólo hablando se aprende una lengua) y además durante varias sesiones?

O es que acaso el mundo se cambia mejor en el trabajo, con colegas que han fraguado una relación bien distinta contigo, una relación plagada en muchos casos de tintes de competitividad, y por lo tanto cerrada a fuertes influencias de opinión?

Y qué tal parando a alguien en un aeropuerto, o llamando a puertas de las casas? es posible que ahí también se pueda cambiar el mundo, pero sería a velocidad de tortuga, y cosechando alguna que otra situación incómoda.

Porque ahí está la clave de las clases de idiomas: la predisposición del cliente a escuchar, repetir y aprender gracias, en muchas ocasiones, a las anécdotas o a las ideas del profesor. También a inspirarse por medio de consejos (un ejemplo fácil: decirle a un cliente que no vaya a Barcelona porque se ha convertido en el Bronx; lo mejor de todo es que no le estás mintiendo, y quizá le ahorres un susto).

Esto es un lujo del que no dispone tanto un profesor de matemáticas (que me perdone mi amigo José Carlos, que me consta que sabe cambiar el mundo muy bien por otros medios) o uno de bioogía, por la misma razón objetivista de las matemáticas.

Con los niños no se puede cambiar el mundo. Se les puede influir mucho, pero el grueso de su aprendizaje está en su propia familia. No en vano dejó escrito John Rawls que la moral filosófica olvidaba las diferencias reales entre cada uno de nosotros. O, como dice el refranero español, cada uno es de su padre y de su madre. Esta es una de las primeras y mejores lecciones de un profesor de primaria.

miércoles, 29 de marzo de 2023

Manjares oriundos de otra parte

 Hace diez años visité, con la coordinadora del Departamento Internacional de la Universidad en la que entonces trabajaba, al consul de Turquía en Stuttgart, Mustafa Türker Ari. Yo no dominaba aun el alemán como ahora, pero el diplomático, un hombre trajeado para la ocasión y muy joven -rondaba los 40 años- lo hablaba aún peor todavía, y nuestra conversación fluyó en inglés.

Al final de la entrevista, cuando hablábamos de la economía y la industria turcas, descubrimos el ramalazo nacionalista del consul Ari cuando, al comentarle el caracter español de la empresa ZARA, contestó que ''ZARA no es una empresa española''. Ante mi asombro, el diplomático, que ocupaba un consulado que parecía más bien un palacio del Bósforo, no llegó a decirme de dónde sería entonces la empresa de Inditex, pero repitió que no era española y me pidió que cotejara mis datos en Internet.

Evidentemente, el Sr. Ari y yo teníamos entonces, y probablemente aun ahora, diferentes conceptos de lo que es la oriundez de una cosa. Seguramente, el Sr. Ari pensaba en esos momentos de manera nostálgica en las fábricas de Turquía de donde sale mucha de la ropa que luego vende ZARA, como si ello convirtiera a una empresa automáricamente en turca. No, señor. ZARA es española porque fue creada por un español que posee aun la mayoría de acciones de la empresa, tiene a una plantilla preeminentemente española y sus productos se diseñan en España.

De la misma manera, cuando un par de años más tarde un cliente francés en mis clases de alemán me restregó por la cara que Seat no era una empresa española, recuerdo haberlo discutido, aunque en mi fuero interno supiera que el francés tenía algo de razón. Seat no es una empresa española -aunque tiene mucho de español, sobre todo en su historia- porque el capital pertenece a una empresa alemana, pero sobre todo porque el producto, desde el diseño a la tecnología pasando por sus motores y piezas, ha cambiado radicalmente desde entonces. Las decisiones sobre Seat ya no se toman en España, ni la toman ejecutivos españoles.

Sirvan estos dos ejemplos como antecedentes para rechazar cualquier acusación de ideas preconcebidas o chovinismo si afirmo, tajantemente, que si bien la comida de Santo Tomé y Príncipe es de las mejores del Mundo, sus restaurantes están en su inmensa mayoría en manos de portugeses. Onda Azul tiene el mejor pescado, pero lo lleva un portugués. Café Camoes, pescado y marisco espectaculares, pero lo lleva un portugués. Papa Figo es el restaurante más europeo de todo el país (la rapidez, el servicio, las instalaciones), ergo lo lleva un europeo. La única excepción que se me ocurre es el Paraiso Dos Grelhados, del que se sabe que no es llevado por un portugués porque por la noche no tiene electricidad y dependen de unas velas. Y la comida tarda más de una hora en llegar a la mesa, signo indiscutible de que lo lleva un empresario santomesino.

Un coche, una empresa de ropa o un restaurante es del país del señor o la señora que lo lleve, y no del país en el que resida fiscalmente o donde se construya.

sábado, 18 de marzo de 2023

Bellingcat: Quién le pone el cascabel al gato?

 Antes de llegar a la mitad de la entrevista de Henry Mance a Eliot Higgins en la gran sección de 'Lunch with the FT' (almuerzo con el Financial Times) del 30 de enero de 2021, yo ya tenía claras las dimensiones de la zanja que separa al fundador de Bellingcat de otros 'reveladores' famosos de secretos, como Julian Assange o Snowden. Pero entonces, el propio Higgins lo confirmó: Assange ha buscado un 'culto a su personalidad'. Y se quedó corto.

Resumiendo mucho, con el líder de Bellingcat estamos ante un profesional que analiza contenido público de Internet para averiguar posiciones exactas de personas y puede llegar a comprar información y documentos a políticos corruptos de un Estado hipercorrupto como Rusia con el mismo objetivo, mientras que con personajes como Assange hablamos de tipos que acceden ilegalmente a esos documentos y luego los publican. No hay que olvidar, y esto se ha contado poco desde que Assange se hizo famoso en 2010, que el periodista australiano ya fue detenido por la policía de su país en el lejano 1991 por acceder ilegalmente a las redes de una universidad y de una compañía de telecomunicaciones.

Esta diferencia entre ambas personalidades tambió debió de percibirla el mismo Assange, que según Mance llegó a acusar a Higgins de estar a sueldo del gobierno británico. Podemos decir básicamente que cuando Assange abre la boca es como si Putin o Rafael Correa hablaran. Ahora bien, qué podemos decir de Higgins? Es algo opuesto, un fascista preocupado por la ley el Estado de Derecho?

Lo cierto es que Higgins se caracteriza por ser lo que los alemanes llaman una izquierda alternativa, es decir, un podemita. Eso sí, dado que nuestros podemitas patrios españoles son abiertamente prorrusos, podemos decir que la definición definitiva de Eliot Higgins es de un podemita que investiga al Estado mafioso de Rusia. Me recuerda un poco a aquella definición que un compañero anarcoliberal progre me dio en 2009: ''Soy un anarquista que respeta los semáforos''.

Y es que Higgins, por ejemplo, critica la política europea de reenvío de barcos de inmigrantes a sus países de origen. En otro orden menos radical, es anti Trump y anti Brexit (en esto estoy completamente de acuerdo con él). Sin embargo, Higgins le sorprende a uno porque, siendo el Internet (incluido su lado oscuro) su Mundo, es capaz de advertir de sus peligros, y lo expresa así de bien en la entrevista: ''La mitad de los niños del Reino Unido tiene smartphones con 10 años. De paso podrían darles pipas de crack, porque vas a joderles (mess them up) igual''.

sábado, 11 de marzo de 2023

Abellio Rafa: für eine dringende Bestrafung der Verspätungen in der Bahn

 Einer der Spitzennamen vom Präsidenten Joe Biden lautet Amtrak Joe, da er in seiner Zeit als Senator zwischen seiner Familie in Delaware und seinem Arbeitsort Washington DC gependelt hat. Insgesamt drei Stunden war er täglich unterwegs.

Ich könnte Abellio Rafa genannt werden. Nicht nur von Montag bis Freitag, sondern auch samstags fahre ich von meiner Stadt im Heilbronner Kreis nach Neckarsulm ausschließlich mit dem Zug für meinen Spanischkurs. Abellio ist eine private Firma, die im Laufe der Privatisierungen entstanden sind. Die Versuchung ist groß zu sagen, dass die Verspätungen auf das private Eigentum zurückzuführen sind. Wer ernsthaft denkt, dass die Verspätungen der deutschen Züge auf die Rechtsform zuzuschreiben ist, der lebt in Narnia. Die Deutsche Bahn -inklusive Oberleitungen- gehören ja der staatlichen Firma. Eine dieser defekten Oberleitungen hat vorgestern in Stuttgart für massive Verspätungen gesorgt.

Als letztes Jahr die Bundesregierung das lächerliche 9-Euro-Ticket einführte (warum nicht 20€ für länger als drei Monate?), waren die Züge von Würzburg bzw. allen ländlichen Regionen bis nach Heilbronn genau so leer wie bisher. Die Hyperverschuldete Deutsche Bahn sah nur einen Anstieg der Passagierzahlen in den Großstädten, z.B zwischen Ludwigsburg und Stuttgart.

Die große Frage lautet also: warum bevorzugen die meisten Bundesbürger, die überwiegend auf dem Land wohnen, mit dem Auto um nach der Arbeit zu fahren als den Zug? Der Preis, das hat das 9-Euro-Ticket bewiesen, ist nicht das größte Problem -trotz der Tatsache, dass eine Fahrkarte nach Stuttgart das gleiche kostet wie eine Fahrt mit dem Auto (Benzin+Beschaffung+Versicherung). Die Deutschen sind der Unzuverlässigkeit ihrer Züge bewusst. Und das ist ja das größte Problem.

Nicht jeder möchte ewig am Gleis in der Kälte warten. Wenige möchten auf die Bahn angewiesen sein, wenn sie einen Nebenjob haben, bei dem keine Flexibilität möglich ist.

Durch eine Bestrafung -oder Entschädigungspolitik der Gäste- und eine noch stärkere Privatisierung des Netztes würden die Bahnfirmen ihre Verspätungen viel ernsthafter nehmen.

sábado, 4 de marzo de 2023

El victimismo de los alemanes del Este

 De vez en cuando, si hablo con un alemán del problema de España con el separatismo, suelo aprovechar la ocasión para recordarle que también podría pasarles en Alemania... porque el país, de hecho, ya estuvo dividido políticamente 40 años, 30 de los cuales físicamente, con un muro.

Hoy, viendo que el partido AfD sigue subiendo en las encuestas de la Alemania oriental mientras se estanca e incluso baja en la occidental, les indico a los alemanes que podría convertirse en un partido separatista en el futuro. Al igual que el pujolismo pasó de encarnar un regionalismo bisagra de gobiernos nacionales a fomentar el actual nacionalismo antiespañol.

Además, para añadir más similitudes con España, muchas de las élites de la Alemania oriental de hoy están tan bien servidas de victimismo como nuestros patriotas vascongados y pancatalanistas. De ello dio cuenta en el artículo 'Der Schock' (El trauma) el Profesor Doctor Richard Schröder, antiguo portavoz parlamentario socialdemócrata en el primer parlamento democráticamente elegido de la República Democrática Alemana (RDA). Dos nombres dio como ejemplo: Petra Köpping, consejera de Convivencia y Sociedad (sí, hay consejerías así también en Alemania) de Sajonia, política del SPD -mismo partido del Profesor Schröder-; y el historiador Ilko-Sascha Kowalczuk.

Ambas personas criticaron que Volkswagen fuera ''protegido'' ante la ''rivalidad'' del Trabant, famosa caja con ruedas y volante de la RDA, hoy pieza de museo que algunos occidentales sacan a la calle en verano, que es cuando no se cala. 

El victimismo de políticos como Köpping mama de la misma falsedad que el de nuestros separatistas españoles. La consejera llegó a denunciar una vez la compra de la fábrica de Elektrokeramik (Electrocerámicas) de Großdubrau ''por un alemán occidental'' para ser posteriormente cerrada. Schröder contesta que, tras investigar en unos documentos del Bundestag (el Congreso alemán) de 1992, la fábrica nunca fue comprada por un occidental, y que se cerró para concentrar los recursos empresariales, enviándose las máquinas a Thüringen, donde ''Están hasta ahora''. 

En otro glorioso momento, la consejera Köpping (que gobierna en coalición con el CDU de la excanciller Merkel) aseguró que el 85% de las empresas administradas por la Treuhand (especie de sociedad gestora de los activos y pasivos de la RDA tras la caída del muro) pasaron a manos de empresarios ''occidentales''. Schröder señala que la mayoría de empresas de la RDA no han ido a parar a ''personas naturales'', sino a sociedades tanto nacionales como extranjeras como Siemens, Bombardier o BASF. Se pregunta retóricamente el profesor Schröder si Siemens puede ser considerada ''alemana'', ya que sólo el 30% de sus acciones está en posesión de alemanes.

Pero, además, el doctor  Schröder se lanza a dar unos números que abrasan cualquier atisbo de engaño.

De 8.500 empresas en la Treuhand, se pasó en pocos meses a 12.000, debido a las escisiones. De estas, el 30%, o 3.718, fueron disueltas. Curiosamente, el recientemente fallecido Hans Modrow, comunista convencido hasta la muerte y último primer ministro de la RDA, había asegurado en la primavera de 1990 que el 27% de las empresas estaban listas para la disolución. Más de la mitad de las 12.000 empresas, 6546, fueron privatizadas, la mitad de ellas con opciones de Management-Buy-Out o Management-Buy-In, esto es, con un jefe local quedándose con la empresa. El mayor ejemplo de este procedimiento es el de Rotkäppchen, probablemente la empresa más exitosa del este de Alemania en nuestros días. Fabrican un vino espumoso de buena calidad y económico.

Pero, además, no hay que olvidar que en 1972, bajo el mandato del dictador Erich Honecker, se llegaron a expropiar el resto de empresas privadas que aun quedaban, hasta un total de 11.400. Schröder cita unos cálculos de Klaus Schroeder según los cuales en 1996, ya cerrada la gestora Treuhand, tres cuartos de las empresas en la Alemania oriental estaban en maos de alemanes orientales.

La banda terrorista RAF, no separatista pero de la misma inspiración marxista que ETA, llegó a asesinar en 1991 -años de plomo en Alemania- al presidente de la Treuhand, Detlev Rohwedder, para luego emitir un comunicado en el que denunciaban que ''los alemanes del este han sido expropiados, colonizados, humillados y se les han robado sus logros sociales''. 

En cuanto al historiador Kowalczuk, nos encontramos con un Carles Puigdemont en potencia que aseguró, en un tono no muy distinto al de la RAF, que ''la denigración de los alemanes del este ha sido razón de Estado para los occidentales''.

Claramente, dice Schröder, se han cometido errores, pero de ahí a culpar de intenciones denigrantes es pasar directamente al odio.

 Está en manos del pueblo alemán prepararse a tiempo ante un posible separatismo en la antigua Alemania del Este. Aún están a tiempo.